Una dura advertencia a los incrédulos
de un castigo severo, con ejemplos de los profetas y personas del pasado, y un
reflejo de la generosidad de Dios para con la humanidad.
Algunos de los idólatras de La Meca le
sugirieron al Profeta el compromiso de que él adorara a sus dioses durante un
año, y ellos adorarían al suyo por otro año. Este capítulo fue revelado en
respuesta a eso.
Esta sura comienza presentándonos el
poder y la fuerza de Dios. Habla sobre dar caridad con generosidad y sinceridad
de las bondades que Dios nos provee, y concluye exhortándonos a temer a Dios y
seguir a Su Mensajero Muhammad.
Este artículo expone y refuta
brevemente la idea de que Dios está física y literalmente presente dentro de la
naturaleza, y prueba que Su Supremacía sobre Su creación es lo que conceptualmente
Le corresponde.
Dios lo sabe todo, incluyendo las
mentiras que los incrédulos inventan sobre Profeta Muhammad. La gratitud es
recompensada, y se les advierte a los incrédulos que su obstinación dará como
resultado un castigo severo.
Cuando el Profeta Muhammad perdió a su
hijo, un oponente que lo odiaba se burló de él diciendo que había sido “cortado”
al no dejar descendencia. Este capítulo mecano vino a tranquilizar al Profeta.
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