Paz y seguridad (parte 3 de 3): Conciencia de Dios

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Descripción: El efecto de la fe en Dios y de tenerlo siempre presente sobre la paz y la  seguridad en la sociedad.

  • Por  Por Yamal ed-Dín Zarabozo (© 2010 IslamReligion.com)
  • Publicado 22 Mar 2010
  • Última modificación 22 Mar 2010
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Peace_and_Security_(part_3_of_3)_001.jpgLas leyes por sí solas no pueden traer paz y seguridad. Esto conduce a otro factor muy importante que coloca al Islam en una esfera diferente a la de los intentos humanos de lograr la paz y la seguridad. El primer y más importante factor que contribuye a la seguridad no tiene que ver con las leyes, sino con lo que hay en el corazón de los individuos. La meta final de la ley islámica es establecer, fortalecer y apoyar la fe en los individuos y en la comunidad como un todo. Como discutimos antes, la fe trae paz al corazón, la cual inmediatamente apaga los sentimientos de violencia hacia los demás. Además, parte de esta fe consiste en ser consciente Dios (taqwah) en nuestro corazón. Como señalamos anteriormente, esta fe y temor trae paz, pero también nos lleva a controlar nuestras acciones. Uno debe comportarse dentro de un marco de principios generales, y uno de estos principios es el establecimiento de la paz y la seguridad. Si uno está enfadado, por ejemplo, comprende que no tiene el derecho de ir a su lugar de trabajo y comenzar a dispararle a cualquiera que se cruce, como ha sucedido en más de una ocasión en Estados Unidos durante los últimos años. Por lo tanto, hay límites para el comportamiento que garantizan la seguridad y la paz.

Hay en realidad un punto muy importante que subraya la perspectiva de una persona en la vida, que nuevamente desemboca en la paz y la seguridad. Esta fe y temor de Dios ofrecen un propósito a nuestras vidas y un entendimiento del noble Creador. Esta vida no carece de significado. No es el resultado de alguna azarosa combinación de la materia. De la misma forma, los seres humanos no somos simplemente los descendientes de otros animales. Este entendimiento en sí mismo tiene un profundo efecto en las acciones de los individuos. Personalmente he tenido experiencia trabajando en las prisiones de Estados Unidos. Cuando a numerosos presos se les pregunta por qué han cometido esos crímenes, la respuesta invariablemente era “¿por qué no?”. La única preocupación que ellos tenían era si podían cometerlos sin ser atrapados. No se hacían ningún cuestionamiento sobre su responsabilidad hacia su Creador ni le atribuían ningún sentido ni propósito a la vida. Ciertamente, uno no puede argumentar mucho contra su manera de pensar si se es lo suficientemente tonto para creer que nuestra vida no tiene ningún propósito y sucede por mera casualidad.

Sin embargo, la persona no sólo debe controlar sus acciones a través de la fe y la consciencia de Dios, sino que debe desarrollar un deseo correspondiente hacia aquello que es bueno. Sobre este punto, se puede tomar el ejemplo de la prohibición en Estados Unidos en 1919. Esta ley fue el resultado de la embriaguez generalizada, como también del incremento del crimen y la violencia. Aún cuando la gente podía ver la sabiduría detrás de esta ley y creía en ella, y el porqué había sido implementada, muchos de ellos no tenían nada en su corazón que les impulsara a obedecerla y cumplirla. Cuando uno cree en Dios y en Sus leyes, la situación es muy diferente. Desarrolla un rechazo interior hacia los actos que prohíben. El creyente reconoce que el acto en sí mismo es malvado, y aún más, que desagrada a Dios. Así, el creyente se abstiene con sus mejores habilidades de tales actos ilegales. Y como el cumplimiento de las leyes de Dios dan como resultado la seguridad, este es el resultado que encontramos.

Lo que más contribuye a la implementación de las leyes de Dios que garantizan la seguridad, es el énfasis que pone el Islam en el espíritu de la comunidad. En los últimos años en Estados Unidos, como una reacción a la falta de paz y seguridad, muchas comunidades desarrollaron lo que se conoce como guardias vecinales. Esto es cuando los vecinos se cuidan los unos a los otros y colaboran entre sí. La meta no es simplemente señalar posibles brechas en la seguridad, sino hacer que la gente se dé cuenta de que son parte de una comunidad y que deben interesarse en lo que les sucede a otras personas en su vecindario. Por supuesto, lo que ellos han desarrollado no puede compararse a la clase de espíritu comunitario y hermandad que se desarrolla dentro del Islam. La realidad es que algunas personas son más débiles y pueden fácilmente ser sobrepasados por sus deseos o por otra gente malvada. Ellos necesitan gente que los apoye y controle para que no se aparten del camino recto y les ayuden a superar su debilidad. Así, el espíritu de hermandad en el Islam es permeable a la obligación de cuidarse los unos a los otros, incentivarse los unos a los otros en el bien y evitar los males. Dios dijo:

“Los creyentes y las creyentes son aliados unos de otros, ordenan el bien y prohíben el mal”. (Corán 9:71)

El Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo:

“Los creyentes son como los ladrillos de un edificio; se apoyan y fortalecen los unos a los otros”[1].

Esta relación entre el individuo y la sociedad, al igual que el espíritu detrás de los programas de guardias vecinales, traerán paz y seguridad a los individuos de una sociedad.

El Islam toma en consideración tanto esta vida como el Más Allá. De hecho, enlaza la una con la otra. Uno podría argumentar que sólo a través de esta relación íntima se puede alcanzar la verdadera paz y seguridad. La guía debe provenir de Dios, y sólo puede provenir de Él, para conocer las creencias, leyes y pasos que nos llevarán a esa paz y seguridad. A través del Islam el individuo puede alcanzar la paz interior. Eso le permitirá estar en paz con los demás. Al mismo tiempo, tiene las leyes que necesita para asegurar la paz y seguridad para la sociedad.



Footnotes:

[1] Sahih Al-Bujari y Sahih Muslim.

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