Rituales fúnebres en el Islam (parte 3 de 3): Condolencias y comparaciones
Descripción: Lo que ocurre después del entierro y cómo se comparan las prácticas islámicas con las de otras religiones.
- Por Aisha Stacey (© 2014 IslamReligion.com)
- Publicado 26 May 2014
- Última modificación 26 May 2014
- Impreso: 51
- Visto: 42,055 (promedio diario: 11)
- Clasificado por: 130
- Enviado por email: 0
- Comentado: 0
Una de las prácticas prevalecientes antes del Islam era gemir y lamentarse en exceso por los muertos. Esto fue denunciado y prohibido estrictamente por el Islam. El Profeta Muhammad (Dios lo bendiga) dejó esto muy claro cuando le dijo a sus compañeros y, por tanto, a los creyentes hasta el final de los tiempos: “El difundo sufre cuando alguien se lamenta en voz alta”[1]. Ninguna cantidad de lamentos ni de duelo van a cambiar la situación ni van a devolverle la vida al finado, por lo que el Islam insiste en que la muerte sea manejada con dignidad y con aceptación del decreto de Dios.
El luto
Una mujer puede llorar la muerte de un ser querido durante tres días. Este período se considera suficiente para que una persona se sumerja en el dolor y la tristeza. El Islam subraya que la muerte no es el final de una persona, sino que es el comienzo de un viaje, de una parada transitoria hacia la vida eterna. La única excepción a esta duración es por la muerte del marido de una mujer.
Le está prohibido a la mujer que cree en Dios y en el Último Día guardar luto por una persona fallecida durante más de tres noches, a excepción de su esposo[2].
Una esposa debe respetar un período de luto conocido en el Islam como iddah, de cuatro meses y diez días a partir de la muerte del marido. Este periodo se considera una extensión de su matrimonio, y a ella no le está permitido recibir ninguna propuesta nueva de matrimonio durante este tiempo. Este período se prescribe a las viudas a fin de que lloren la muerte de sus maridos, satisfagan cualquier obligación requerida, y sepan si la viuda está embarazada. Si se confirma el embarazo, entonces el período de luto se prolonga hasta el parto.
Condolencias
Ofrecerles condolencias a los parientes y amigos del finado es un acto importante de bondad. No está limitado a tres días, y puede extenderse tanto como sea necesario. Ofrecer condolencias significa compartir el dolor y ayudar a aliviar los sentimientos de tristeza y desgracia, pero significa también recordar con gentileza al doliente que debe ser paciente y aceptar la voluntad de Dios. Las palabras deben ser cuidadosamente escogidas y ofrecidas con simpatía. Entre los actos recomendados al momento de ofrecer condolencias están: no alargar la visita de condolencias –a menos que la familia requiera y solicite ayuda– y preparar comida para la familia en duelo.
Hasta ahora hemos aprendido mucho acerca de la actitud del Islam hacia la muerte, los moribundos y los funerales. Todo el tema abarca la completa sumisión a la voluntad de Dios, ser paciente de cara a la adversidad, y la sencillez que implica una falta distintiva de rituales y procedimientos. Los procedimientos básicos de lavar, amortajar, rezar y enterrar, son exactamente los mismos para cada creyente, sea rico, pobre, blanco, negro, rey o plebeyo, joven o viejo. Ahora, démosle un breve vistazo a los rituales fúnebres de otras religiones, a fin de enfatizar la sencillez inherente de los rituales islámicos.
La cremación, una práctica prohibida en el Islam, se realiza en muchas partes del mundo y en muchas religiones. En el hinduismo, la cremación es la forma principal de disponer de un cadáver. Tomada de la creencia de que el alma no puede entrar en un nuevo cuerpo hasta que el anterior haya desaparecido por completo, la cremación es considerada la forma más rápida de disponer del cuerpo de manera expedita. Estos rituales fúnebres, denominados antiesti, son un importante sacramento en la sociedad hindú. A pesar de que hay textos extensos acerca de estos rituales, existe una inconsistencia amplia entre la teoría y la práctica; y los procedimientos difieren dependiendo de la ubicación, la casta, el grupo social y el estatus del difunto.
En el sijismo, el método preferido es la cremación, y se toman las cenizas para ser sumergidas en el río más cercano. En Japón, se estima que el 99.81%[3] de todos los muertos son cremados, la mayoría de ellos después de una ceremonia budista. Sin embargo, antes del siglo XX la mayoría de los cadáveres en Japón eran enterrados, y la cremación se limitaba solo a los ricos.
En un funeral budista, se lleva a cabo un velorio antes del entierro, que incluye unas oraciones especiales, y que los invitados den dinero como condolencias a los familiares, quienes a su vez entregan regalos a los invitados con base en el valor de la contribución de la condolencia. Después de la cremación, los invitados regresan a recoger los huesos del muerto, sacándolos de las cenizas con palillos, para pasarlos primero a la urna. En algunos casos, las cenizas del muerto son divididas en más de una urna para transportarlas a diferentes lugares; y dependiendo de la costumbre local, la urna puede permanecer en la casa del difunto por un número específico de días antes de ser transportada a la tumba.
Algunas ceremonias fúnebres africanas son puramente animistas, sin ningún tipo de ritual establecido. A menudo, las mujeres de los muertos se lamentan muy fuerte, y en ocasiones entran en estados de frenesí acentuados por el consumo de alcohol. El funeral puede durar toda una semana.
Los funerales y costumbres fúnebres en China están determinados por la edad del difunto, la causa de la muerte, el estado civil y el estatus y posición en la sociedad del difunto. Se cree que unos arreglos no apropiados traerán mala suerte e infortunios a la familia del finado. Una ceremonia fúnebre budista china tradicionalmente dura 49 días, pero si las finanzas son un problema, este período puede recortarse a 3 días. Es habitual que las hijas del fallecido paguen los gastos del funeral.
El zoroastrismo prohíbe estrictamente enterrar los cadáveres en el suelo, la cremación y arrojarlos a cualquier tipo de curso de agua. De acuerdo con los mandatos religiosos, las Torres del Silencio (estructuras circulares elevadas para la exposición de los muertos) son construidas con el fin de que puedan durar siglos sin la posibilidad de que los cuerpos en descomposición contaminen la tierra o a cualquier ser vivo. El difunto es llevado a la Torre del Silencio en un ataúd de hierro cargado por portadores oficiales de cadáveres, y es seguido en procesión por las plañideras, vestidas con túnicas blancas que caminan detrás de dos en dos, unidas por las manos sosteniendo un pañuelo blanco.
Una vez en la torre, el cuerpo debe ser expuesto y dejado sin ropa, de modo que las aves de rapiña puedan devorarlo por completo. Como posdata, en las grandes ciudades de la actualidad, como Mumbai, hay preocupaciones serias por las condiciones sanitarias de las Torres del Silencio, debido al hecho de que las aves de rapiña[4] ya no existen en números lo suficientemente grandes como para disponer de la cantidad de cadáveres dejados allí en descomposición.
La muerte es un momento muy doloroso y emocional, tanto para los moribundos como para los seres queridos que quedan atrás. La simplicidad de los rituales del Islam llena a los creyentes de esperanza. La esperanza de la vida eterna rodeados de sus seres queridos, y la esperanza en el perdón, la misericordia y la justicia de Dios.
Agregar un comentario