¿Tenemos buenas razones para creer? (parte 1 de 2)
Descripción: Es lógico creer en un Creador y creer cualquier otra cosa es irracional.
- Por onereason.info
- Publicado 19 Jan 2015
- Última modificación 19 Apr 2015
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¿Por qué el universo es como es?
Una de las preguntas más importantes que casi todos los pensadores, filósofos y gente común, como tú y como yo, nos hemos hecho es: "¿Por qué existe el universo? ¿Y por qué es como es?" En respuesta a esta pregunta, hay quienes dicen que el universo no tiene causa, en otras palabras, es eterno, lo que quiere decir que no tuvo principio ni tendrá fin. Si esto es verdad, debe haber una historia infinita de acontecimientos pasados. Sin embargo, el infinito en el mundo real no es posible, pues implica una cantidad que es ilimitada. Tomemos en consideración el siguiente ejemplo: si hubiera una cantidad infinita de libros en una habitación y fueran retirados dos de ellos, ¿cuántos quedarían? La respuesta puede ser "infinito", o para aquellos que están inclinados a la lógica, "infinito menos dos". En cualquier caso, las respuestas no tienen sentido porque, aunque se tomen dos de infinito, sigue siendo infinito. En consecuencia, no tenemos capacidad de contar los libros restantes en la habitación. Por lo tanto, el infinito conduce a contradicciones y simplemente no existe en el mundo real (aunque existe en el discurso matemático, sin embargo, está basado en ciertos axiomas y convenciones). Es así que se deduce lógicamente que el universo debe tener un historial finito de sucesos pasados, lo que indica que debe haber comenzado a existir en algún momento en el tiempo.
Lo anterior puede sonar muy filosófico, pero es también apoyado por la evidencia científica; por ejemplo, Stephen Hawking en su conferencia El inicio del tiempo afirma: "La conclusión de esta charla es que el universo no ha existido siempre. En lugar de ello, el universo y el tiempo mismo tuvieron un comienzo en la Gran Explosión (Big Bang), hace unos quince mil millones de años"[1]. Según los cosmólogos contemporáneos, el universo comenzó en el tiempo cero con el evento conocido como la "Gran Explosión". Esta teoría postula que el universo comenzó como una "singularidad", una entidad extremadamente caliente y densa que se expandió y enfrió, pasando de algo increíblemente pequeño y caliente al tamaño y la temperatura actuales de nuestro universo. A la luz de estos hechos, es interesante notar que no hay explicación científica para lo que ocurrió antes del tiempo cero. Además, la teoría de la Gran Explosión solo puede postular qué ocurrió 1 x 10-34 segundos después del Big Bang, pero nada antes de eso. Lo que ocurrió antes de este punto particular en el tiempo es desconocido.
En el contexto de la anterior discusión, se puede concluir que los físicos están en general de acuerdo en que, como resultado de la Gran Explosión, se crearon el tiempo y el espacio físicos, así como la materia y la energía. Entonces que se pueden extraer dos premisas de lo anterior: 1. Todo lo que comienza a existir tiene una causa; 2. El universo comenzó a existir, por lo tanto, el universo tiene una causa. ¿Cómo llegamos a esta conclusión? Pues bien, si todo lo que sabemos y vemos que comienza a existir tiene una causa, por ejemplo un ruido en la habitación o las pirámides de Guiza, entonces el universo —que también comenzó a existir— debe tener una causa.
¿Causa del universo = Dios?
Hemos proporcionado dos buenas razones para creer que el universo tuvo que tener una causa. Sin embargo, esto no nos dice mucho acerca de cuál es la causa; pero si reflexionamos a fondo acerca de la naturaleza de la causa —lo que se conoce como análisis conceptual—, podemos concluir que esta debe ser muy poderosa, ya que trajo a la existencia el universo entero, y debe ser:
Una...
La causa del universo debe ser una causa singular por muchas razones. Un argumento atractivo que sustenta esta afirmación incluye el uso del principio racional denominado Navaja de Occam. Este principio comúnmente se resume como "la explicación más simple es la mejor explicación". En términos filosóficos, el principio impone que no debemos multiplicar las entidades más allá de la necesidad. Esto básicamente significa que debemos apegarnos a las explicaciones que no crean más preguntas que respuestas. En el caso de la causa del universo, no tenemos evidencia para afirmar multiplicidad, en otras palabras, más de una, y si lo hiciéramos crearíamos más preguntas que repuestas.
Sin causa y eterna...
Esta causa debe no tener causa, debido al absurdo de una regresión infinita, en otras palabras, una cadena indefinida de causas. Para ilustrar mejor esto, si la causa del universo tuvo una causa y esa causa tuvo una causa ad infinitum, entonces no habría universo, para empezar. Por ejemplo, imagina si un corredor de bolsa en un piso de negociaciones de la Bolsa de Valores no fuera capaz de vender o comprar sus acciones o bonos antes de pedirle permiso al inversor, y entonces este inversor tuviera que consultar con su socio, y así para siempre, ¿el corredor de bolsa podría alguna vez vender sus acciones o bonos? La respuesta es no. De manera similar, si aplicamos esto al universo tendremos que postular una causa no causada debido a esta necesidad racional.
Sin embargo, algunos filósofos y científicos afirman que "¿por qué no puede el universo ser su propia causa?" y "¿por qué no puede la causa acabar en el universo?" Bien, el problema con estas afirmaciones es que implicarían que el universo se creó a sí mismo, lo que es absurdo porque ¿cómo puede algo existir y no existir al mismo tiempo? Además, sería irracional afirmar que algo que comenzó a existir se causó a sí mismo.
Inmaterial...
La causa tiene que ser inmaterial ya que lo creó todo. Si fueras a tomar cualquier estado de la existencia física, llegarías a la conclusión de que ese estado de la existencia física se debe a otro estado de la existencia física. Y que ese otro estado de la existencia física se debe a otro estado de la existencia física. Pero no puedes retroceder estados de la existencia física ad infinitum. Tiene que haber un comienzo de todos los estados de las existencias físicas. Por lo tanto, la conclusión lógica es que el origen de toda la creación tiene que ser un estado no-físico. Después de analizar la naturaleza de la causa del universo, llegamos a la notable conclusión de que tiene todos los atributos básicos del Dios monoteísta tradicional, a saber, que Él es Uno, Eterno e Inmaterial. Pero, ¿qué razones tenemos para afirmar que una religión en particular es verdadera? Esto nos lleva a exponer el Corán, el libro de los musulmanes.
¿Tenemos buenas razones para creer? (parte 2 de 2)
Descripción: Lo que hace que el Islam sea la única religión verdadera de Dios.
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- Publicado 19 Jan 2015
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El Corán
El Corán no es un libro ordinario. Ha sido descrito por muchos, involucrados con el libro, como un texto que se impone a sí mismo, pero la forma en que se impone al lector no es negativa sino positiva. Ello es porque busca involucrarse positivamente con tu mente y tus emociones, y lo consigue mediante preguntas profundas como: "¿A dónde irán ustedes? [El Corán] es un Mensaje para toda la humanidad, para que se encamine quien quiera"[1]; y: "¿Acaso no reflexionan sobre sí mismos?"[2]
Sin embargo, el Corán no se detiene ahí, en realidad desafía a la humanidad entera con respecto a su autoría divina, y declara de manera manifiesta: "Si dudan de lo que le he revelado a Mi siervo traigan un capítulo similar [al Corán], y recurran para ello a quienes toman por socorredores en lugar de Dios, si es verdad lo que afirman. Si no lo hacen, y por cierto que no podrán hacerlo, teman al fuego, cuyo combustible serán seres humanos y piedras, [un fuego] que ha sido preparado para los que niegan la verdad"[3].
Este reto se refiere a las diversas maravillas en el Corán, incluso dentro de su capítulo más pequeño, que nos dan buenas razones para creer que proviene de Dios. Algunas de esas razones son históricas y científicas.
Históricas...
Hay muchas afirmaciones históricas en el Corán que nos dan buenas razones para saber que proviene de Dios. Una de ellas es que el Corán es el único texto religioso que utiliza títulos diferentes para los gobernantes de Egipto en diferentes épocas. Por ejemplo, mientras se refiere al gobernante de Egipto en la época del Profeta Yusuf (José), se utiliza la palabra Al Málik que hace referencia a un rey (nota: durante el medio reino antiguo, Egipto fue gobernado por familias de hicsos asiáticos, y ellos no utilizaron el título de Faraón, como dice el Corán: "El rey dijo: ‘¡Tráiganlo ante mí!’")[4].
En contraste, el gobernante de Egipto en la época del Profeta Musa (Moisés) es denominado Faraón, en árabe Firaún. Este título particular comenzó a ser utilizado en el siglo XIV a. C. durante el reinado de Amenhotep IV. Esto está confirmado en la Enciclopedia Británica, que afirma que la palabra Faraón fue un título de respeto utilizado desde el Nuevo Reino (comenzando con la 18ª dinastía; 1539-1292 a. C.) hasta la 22ª dinastía (945-730 a. C.).
De modo que el Corán es históricamente exacto, ya que el Profeta Yusuf vivió al menos 200 años antes de esa época, y la palabra Rey era utilizada por los reyes hicsos, no Faraón.
A la luz de esto, ¿cómo pudo el Profeta Muhammad conocer un detalle histórico tan específico? Especialmente cuando todos los demás textos religiosos, como la Biblia, utilizan el título Faraón para todas las épocas. Tengamos en cuenta que la gente de la época de la revelación no conocía esta información, y los jeroglíficos eran ya una lengua muerta, ¿qué nos dice esto acerca de la autoría del Corán? No hay una explicación naturalista.
Científicas...
El Corán siempre menciona a la naturaleza como una señal de la existencia, el poder y la majestuosidad de Dios. Cada vez que esto se menciona, se hace con una gran precisión, y también nos da información que era desconocida en la época del Profeta Muhammad. Una de esas señales incluye la función y la estructura de las montañas. El Corán menciona que las montañas son estructuralmente como estacas y que están insertas en la tierra para estabilizarla, un concepto conocido en geología como isostasia. El Corán menciona: "Afirmé la tierra con montañas para que no tiemble…"[5]; y: "¿Acaso no hice de la tierra un lecho, y de las montañas sus estacas?"[6]
Las elocuentes representaciones que hace el Corán de los hechos mencionados, son confirmadas por la ciencia moderna, que solo llegó a entenderlos a finales del siglo XX. En el libro Tierra, del Dr. Frank Press, expresidente de la Academia Nacional Estadounidense de Ciencias, él afirma que las montañas son como estacas y que están enterradas bajo la superficie de la Tierra[7].
Con respecto al papel vital de las montañas, antes se creía que las montañas eran simples protuberancias que se alzaban por sobre la superficie de la Tierra. Sin embargo, los científicos descubrieron que ese no es el caso real, y que las partes conocidas como raíces de las montañas se extienden hacia debajo de 10 a 15 veces su altura. Con estas características, las montañas juegan un rol similar al de un clavo o estaca que mantiene firmemente sostenida una tienda de campaña, lo cual fue descubierto por la investigación sísmica y la geología moderna, un concepto conocido como isostasia[8].
En conclusión, ¿cómo podemos explicar esto a la luz del hecho de que se trata de ciencia relativamente reciente (y que nadie en la época de la revelación conocía esta información)? ¿Qué nos dice esto acerca del autor? Una vez más, no hay una explicación naturalista.
¿La vida es absurda sin Dios?
El escritor Loren Eiseley dijo que el hombre es un huérfano cósmico. Esto es bastante profundo, ya que el hombre es la única criatura en el universo que se pregunta: ¿Por qué? Otros animales tienen instintos que los guían, pero el ser humano ha aprendido a formular preguntas. Si muchas de esas preguntas hechas por los humanos excluyen a Dios, entonces la conclusión es simple: somos los bioproductos accidentales de la naturaleza, un resultado de materia más tiempo más azar. No hay razón para nuestra existencia y todo lo que enfrentamos es la muerte. El hombre moderno cree que cuando se haya desembarazado de Dios, se habrá liberado de todo lo que lo reprime y ahoga. Pero, en lugar de ello, ha descubierto que al matar a Dios se mata a sí mismo.
Si no hay Dios, entonces la humanidad y el universo están condenados. Como prisioneros condenados a muerte, esperamos nuestra inevitable ejecución. ¿Cuál es la consecuencia de esto? Significa que la vida misma es absurda. Significa que la vida que tenemos no tiene un significado último, un valor ni un propósito. Por ejemplo, de acuerdo con la visión atea, esta vida no tiene propósito, o a lo sumo, solo sirve para propagar nuestro ADN. La manera en que algunos ateos consiguen salir de esto es diciendo que podemos crear nuestro propio propósito para nuestra vida; sin embargo ese es un autoengaño, ya que tratamos de hallarle propósito a la vida atribuyéndole propósito a las cosas que hacemos en ella, pero eliminamos el propósito de nuestras propias vidas. Además, sin Dios nuestras vidas no tienen ningún significado último. Si nuestro final será el mismo para todos, y simplemente dejaremos de existir, ¿qué sentido le da eso a nuestras vidas? ¿Acaso importa si no existimos en lo absoluto? ¿Qué diferencia habría si el universo no hubiera existido nunca?
Los existencialistas como Jean-Paul Sartre y Albert Camus entendieron la realidad sin sentido de la vida en la ausencia del reconocimiento del propósito de nuestra existencia. Es por esto que Sartre escribió acerca de la "nausea" de la existencia y Camus vio la vida como un absurdo, indicando que el universo no tiene sentido alguno. El filósofo alemán Friedrich Nietzsche argumentó en pronunciamientos claros y concisos que el mundo y la historia de la humanidad no tienen ningún significado ni propósito ni orden racional. Nietzsche sostenía que solo hay un caos sin sentido, un mundo sin dirección que no se dirige a ningún fin en particular. De modo que no es de sorprender que el filósofo Arthur Schopenhauer dijera que él hubiera preferido que el mundo jamás existiera. Todas estas opiniones sobre el mundo son conclusiones absurdas talladas por la cosmovisión atea.
Pie de página:
[1] Corán Capítulo 81, versículos 26 – 28.
[2] Corán Capítulo 30, versículo 8.
[3] Corán Capítulo 2, versículo 23.
[4] Corán Capítulo 12, versículo 50.
[5] Corán Capítulo 21, versículo 31.
[6] Corán Capítulo 78, versículos 6-7.
[7] Frank Press y Raymond Siever, Tierra, 3a ed. San Francisco: W. H. Freeman & Company. 1982.
[8] M. J. Selby, La superficie cambiante de la Tierra. Oxford: Clarendon Press. 1985.
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