Radko, exateo, República Checa (parte 2 de 2): Una semilla sembrada crece alta y fuerte
Descripción: Una reunión con un iraquí despierta el interés por el Islam en un cristiano que había sido ateo.
- Por Radko
- Publicado 24 Dec 2012
- Última modificación 24 Dec 2012
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En julio de 2001, conocí a un joven de Irak. Su nombre era Ibrahim. Entramos rápidamente en conversación. Me dijo que era musulmán y le respondí que yo era cristiano. Yo estaba preocupado de que mi religión pudiera ser un problema, pero me equivocaba. Me alegré de estar equivocado. Era interesante ver que él no quería convertirme en musulmán y no intentó hacerme entrar en su religión.
Aunque consideraba a los musulmanes como un grupo exótico, me interesaba aprender más sobre el Islam. Era una buena oportunidad para aprender más. Me di cuenta que tenía frente a mí a un hombre que podía enseñarme mucho sobre el Islam, de modo que saqué el valor para pedirle que lo hiciera. Ese fue mi primer encuentro con el Islam, de hecho, fue mi primer paso. Después de un tiempo nos separamos y nunca lo volví a ver, pero la semilla había sido sembrada.
Recuerdo que una vez leí una entrevista con Mohammad Ali Silhavy (un antiguo musulmán checo) y busqué su dirección para escribirle una carta. Luego vino el 11 de septiembre. Debido al clima político, pensé que no era un momento apropiado para contactar al señor Silhavy. De modo que me encontré en un callejón sin salida.
Alrededor de dos meses después encontré el valor de escribirle una larga carta al señor Silhavy. Después de un tiempo, él me contestó y me envió un paquete incluyendo literatura islámica y algunos folletos. Me dijo que le había informado a la Fundación Islámica en Praga sobre mí y les había pedido que me enviaran una traducción del Corán. Ese fue mi comienzo. Paso a paso, aprendí que el Islam no es una religión belicosa, sino que, por el contrario, es una religión de paz. Mis preguntas fueron respondidas.
Debido a ciertas circunstancias, no fue hasta tres años después que decidí visitar al señor Silhavy. Él tuvo mucha paciencia para explicarme diferentes temas, y me sugirió que visitara la mezquita de Brno (República Checa). Cuando fui a la mezquita de Brno, temí que me vieran como un extraño, un intruso. Me sorprendió hallar todo lo contrario. Conocí a K. y a L., que fueron las primeras personas que me ayudaron. Por supuesto, conocí a otros hermanos que me dieron la bienvenida en la forma más cálida posible.
Comencé a profundizar en todos los aspectos del Islam, y encontré que el Islam es muy comprensible y lógico. Gradualmente comencé a aprender cómo rezar, y hoy día realizo la oración sin problema, incluso en árabe. Dejé un mal hábito mío que no era compatible con el Islam: yo era un jugador, y uno muy bueno en realidad. Fue una dura lucha conmigo mismo, pero con la ayuda de Dios gané la batalla.
Si alguna vez dudé de mi interés en el Islam o de que pudiera llegar a vivir como un musulmán, hoy sé que mi interés es permanente y me considero uno de ellos. Tal vez parezca muy simple, pero de nuevo, con la ayuda de Dios gané esta lucha interna. Lo pensé cuidadosamente antes de decidirme a abrazar el Islam. Para ser honesto, durante 2003 y comienzos de 2004, no estuve completamente seguro si podría manejar esto. Finalmente, me decidí. Ya no soy ese joven de comienzos de la década de 1990.
Es por esto que hoy me siento muy feliz de ser musulmán. Soy libre por fin. Aún tengo imperfecciones, pero estoy tratando de superarlas. Creo que Dios me ayudará. Ahora, escucha lo que quiero decirte y considero esta mi obligación: creo en mi corazón y declaro de palabra que no hay más divinidad que Dios y que Muhammad es el Mensajero de Dios.
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