Los derechos de los no-musulmanes en el Islam (parte 3 de 13): El derecho a la preservación de la dignidad como seres humanos I
Descripción: El derecho de los no-musulmanes a la preservación de su dignidad humana, con una exposición de precedentes históricos y evidencia escrita.
- Por IslamReligion.com (Por: Dr. Saleh al-Aayed)
- Publicado 03 May 2010
- Última modificación 03 May 2010
- Impreso: 466
- Visto: 46,676 (promedio diario: 9)
- Clasificado por: 131
- Enviado por email: 0
- Comentado: 0
Dios ha creado a los seres humanos con una dignidad confirmada, tanto musulmanes como no-musulmanes, y ha elevado su estado muy por encima de Su creación. Dios dice en el Corán:
“Es cierto que hemos honrado a los hijos de Adán. Los llevamos por la tierra y por el mar, les damos cosas buenas como provisión y les hemos favorecido con gran preferencia por encima de muchas de las criaturas”. (Corán 17:70)
Como símbolo honorífico y para elevar su posición, Dios ordenó a los ángeles que se postraran con humildad ante Adán, el padre de la humanidad. Dios nos informa en el Corán:
“Y cuando dijimos a los ángeles: Póstrense ante Adán, y se postraron. Sin embargo, Iblís se negó”. (Corán 20:116)
Dios otorgó muchos favores a la humanidad, algunos de los cuales son evidentes, mientras que otros están ocultos. Por ejemplo, Él sometió a los cielos y a la tierra a los seres humanos para honrarlos. Él dijo:
“Dios es quien ha creado los cielos y la tierra y hace caer agua del cielo con la que hace que salgan frutos que les sirven de provisión. Y les ha subordinado la nave que navega en el mar gracias a Su mandato, y los ríos. Y les ha subordinado al sol y a la luna, incesantes; y a la noche y al día. Y les ha dado de todo lo que han pedido. Si tratan de contar las bendiciones de Dios, no podrán enumerarlas; es cierto que el hombre es injusto, ingrato”. (Corán 14:32-34)
La posición que Dios ha dado a la humanidad configura las bases del principio de dignidad humana en el Islam, sea la persona musulmana o no. El Islam hace hincapié en que el origen de toda la humanidad es uno; por lo tanto, todos los seres humanos tienen ciertos derechos. Dios dice:
“¡Oh, humanos! Los hemos creado a partir de un varón y de una hembra y los hemos hecho pueblos y tribus distintos para que se reconozcan unos a otros. Y en verdad que el más noble de ustedes ante Dios es el que más Le teme. Dios es Conocedor y está perfectamente informado (de todas las cosas)”. (Corán 49:13)
El Mensajero de Dios declaró en su sermón de despedida, dirigiéndose a la mayor de las reuniones en la historia árabe hasta ese momento:
“Gente, sepan que su Señor es Uno y que su padre es uno. Deben saber que un árabe no es superior a un no-árabe, ni un no-árabe es superior a un árabe, ni un hombre rojo es superior a un hombre negro, ni uno negro sobre uno rojo, excepto en términos de lo que cada persona tiene de piedad. ¿He transmitido el mensaje?”[1]
Un ejemplo de la preservación de la dignidad humana de los no-musulmanes es el derecho de que sus sentimientos sean respetados, por ejemplo, que se les muestren buenos modales en el discurso y en el debate en obediencia al mandato divino:
“Y no discutan con la Gente de la Alianza sino de la mejor manera, a excepción de los que hayan sido injustos. Y digan: Creemos en lo que se nos ha hecho descender, nuestro Dios y su Dios es Uno y nosotros estamos sometidos a Él (somos musulmanes)”. (Corán 29:46)
Los no-musulmanes tienen el derecho a que no se haga burla de sus creencias. No es una exageración decir que no existe otra religión o secta en el mundo que sea tan justa con las personas de otras creencias como el Islam. Por ejemplo demos un vistazo al versículo del Corán:
“Di: ¿Quién les da la provisión desde los cielos y la tierra? Di: Dios. Y necesariamente uno de los dos, o nosotros o ustedes, está guiado, mientras que los otros están en un claro extravío”. (Corán 34:24)
El versículo termina con una pregunta retórica, cuya respuesta es común al conocimiento de la audiencia a quien va dirigida. El versículo mezcla la certeza con la duda: Los musulmanes siguen la guía, y el error de los incrédulos se presenta como algo dudoso. Al hacer esto, Dios enfatiza la verdad al permitir que el lector saque sus propias conclusiones. Dios no declara en este versículo quién está siguiendo la guía y quién no. El versículo trata al “oponente” ficticio con justicia al presentar el argumento y permitir a quien lo escucha que lo juzgue. Az-Zamajshiri, un lingüista clásico y exégeta del Corán, explica este punto con detalle:
“Este es un discurso equitativo: Quienquiera que lo escuche, partidario o adversario, dirá que la persona que ha hablado ha tratado con justicia a quienes ha dirigido la palabra. Lleva a quien escucha a la conclusión inevitable, después que el argumento ha sido presentado, de forma que no hay duda acerca de quién sigue la guía y quién está errado. La indicación de los hechos, como si la pregunta fuera un acertijo, proporciona una prueba más convincente de la verdad, el oponente es desarmado con gentileza, sin recurrir a una pelea acalorada”.[2]
Un ejemplo del estilo empleado por el Corán sería que alguien dijera en un debate “Dios sabe quién dice la verdad y quién miente”.[3]
Dios también ha prohibido a los musulmanes hablar mal de los dioses y divinidades adorados por los no-musulmanes, para que ellos tampoco hablen mal del Único, el Dios Verdadero. Será difícil encontrar un ejemplo similar en cualquier escritura de las grandes religiones del mundo. Si los politeístas escucharan a los musulmanes hablar mal de sus dioses, esto los llevaría a hablar mal de Allah (el nombre propio de Dios). Además, si los musulmanes fueran a hablar mal de los dioses paganos, esto instigaría a los politeístas a calmar sus sentimientos heridos hiriendo los sentimientos de los musulmanes. Tal escenario va contra la dignidad humana de ambas partes y daría lugar al odio y rechazo mutuos. Dios dice en el Corán:
“Y no insulten a los que ellos, fuera de Dios, invocan; no sea que ellos insulten a Dios por reacción hostil y sin conocimiento. Así es como hemos hecho que a cada comunidad le parecieran buenas sus acciones, luego habrán de volver a su Señor que les hará saber lo que hacían”. (Corán 6:108)
Agregar un comentario