Lo que dice el Islam acerca de los niños (parte 2 de 5): Los niños son bendiciones, no posesiones

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Descripción: Preparándose para el nacimiento de un niño.

  • Por Aisha Stacey (© 2015 IslamReligion.com)
  • Publicado 09 Mar 2015
  • Última modificación 09 Mar 2015
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spa_What_Islam_says_about_Children_(part_2_of_5)_DONE_001.jpgEl Islam es una religión integral que cubre todos los aspectos de la vida. Las necesidades espirituales, emocionales y físicas son tratadas con equidad, una no es más importante que las otras; de hecho, para que una persona sea espiritualmente sana, debe preocuparse por sus necesidades emocionales y físicas. Esto no está restringido a los adultos, los derechos y necesidades de los niños son de suma importancia. Como descubrimos en el artículo anterior, los derechos de los niños entran en juego incluso antes de la concepción.

Cuando un hombre y una mujer toman la decisión de casarse y comenzar una familia, están asegurando los derechos de sus futuros hijos. El Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él) aconsejó a sus compañeros y a todos los creyentes que hicieran la siguiente súplica antes de tener relaciones sexuales:

"¡Comienzo en el Nombre de Dios! ¡Oh, Dios! Protégeme de Satanás y protege lo que nos brindes (nuestra descendencia) de Satanás"[1].

Una vez es concebido un hijo, es importante recordar que se trata de un préstamo que nos hace Dios. A pesar de que el niño es, sin duda, una bendición, no es una posesión. Él o ella tienen derechos otorgados por Dios, que deben ser cumplidos. A lo largo del embarazo, los futuros padres deben tener cuidado en prepararse para la nueva llegada. La madre debe cuidarse de comer la comida correcta, tomar la cantidad requerida de descanso, y buscar ayuda médica cuando sea necesaria. Prepararse para el nacimiento también incluye alabar a Dios y buscar Su ayuda.

"¡Señor mío! Concédeme una descendencia piadosa, Tú escuchas los ruegos". (Corán 3:38)

"Él es Quien los creó a partir de un solo ser, del cual hizo surgir a su cónyuge para que encontrara en ella sosiego. Y cuando se unió a ella, quedó embarazada y llevó en su vientre una carga liviana con la que podía andar, pero cuando ésta se hizo pesada, ambos invocaron a Dios [diciendo]: "¡Oh, Señor nuestro! Si nos agracias con un hijo sano y virtuoso seremos agradecidos". (Corán 7:189)

"¡Oh, Señor nuestro! Agrácianos con cónyuges y descendientes que sean un motivo de alegría y tranquilidad para nosotros, y haz que seamos un ejemplo para los que tienen temor [de Dios]". (Corán 25: 74) 

Los musulmanes creen que todos los niños nacen sometidos a Dios, es decir, que nacen con una inclinación innata a amar y adorar solo a Dios. En sus tradiciones, el Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dejó esto muy en claro, él dijo que todo niño nace con su naturaleza verdadera (el Islam) y que puede que sus padres elijan para él o ella una religión diferente a la sumisión al Dios Único[2].

El nacimiento de un bebé es causa de mucha felicidad y celebración. En el Islam no hay preferencia por los niños ni las niñas. El Corán dice que tanto hombres como mujeres fueron creados de una sola persona (Adán) y que son iguales, excepto en términos de piedad y rectitud.

"¡Oh, seres humanos! Tengan temor de su Señor, Quien los ha creado de un solo ser [Adán], del que creó a su cónyuge [Eva] e hizo descender de ambos muchos hombres y mujeres". (Corán 4:1)

El Islam fue revelado en un momento en el que los árabes practicaban el infanticidio y a menudo enterraban a sus bebés de sexo femenino con vida. Esta era una práctica ignorante, y el Profeta Muhammad afirmó categóricamente que las niñas son una bendición y que criarlas para que sean creyentes piadosas es una fuente de gran recompensa.

"Cuando se le anuncia a uno de ellos [el nacimiento de] una niña, se refleja en su rostro la aflicción y la angustia por lo que se le ha anunciado, se esconde de la gente avergonzado y duda si la dejará vivir a pesar de su deshonra o la enterrará viva. ¡Qué pésimo es lo que hacen!" (Corán 16:58-59)

También hemos aprendido mucho sobre la visión islámica de los niños de la amada esposa del Profeta Muhammad, Aisha. Tradiciones narradas por ella muestran claramente que los niños no deben ser preferidos por sobre las niñas, y que criar hijas es una fuente de grandes recompensas.

"Una mujer con sus dos hijas acudió a mí (Aisha) pidiéndome limosna, pero me encontró sin nada más que un dátil que le di, y ella lo dividió entre sus dos hijas y no comió nada, luego se levantó y se fue. En seguida vino el Profeta y le conté esta historia. Él dijo: ‘Quien es puesto a prueba teniendo que criar hijas y las trata generosamente (con benevolencia), esas hijas le servirán de escudo del fuego del Infierno’"[3].

"Cuando un niño nacía entre ellos, Aisha nunca preguntaba si era niño o niña. En lugar de ello, preguntaba: ‘¿Es un bebé sano (y sin defectos)?’ Si se le decía que sí, decía: ‘Todas las alabanzas son para Al‑lah, Señor de todos los mundos’".

Cuando llega el gran día, una nueva vida se une al mundo imperfecto. El bebé es puesto en las manos de sus padres y se hace acreedor a más derechos. El Islam establece muy claramente que hay formas de darles la bienvenida y de tratar a los bebés y a los niños. Ellos tienen derecho a que sus necesidades físicas y emocionales sean satisfechas, y a que se les enseñe cómo adorar, amar y mantener una conexión con Dios.

A los padres, la familia extensa, los tutores y la comunidad musulmana en conjunto se les ha confiado una pequeña vida completamente dependiente de sus cuidadores para que la protejan y cuiden. Para muchos niños, el mundo está inmerso en el terror; el hambre, el dolor, el sufrimiento, la tortura, el abuso sexual y otros horrores son realidades de la vida. Cuando sus pequeños intentos de alcanzar la comodidad son rechazados o sus gritos son silenciados, Dios está observando y los ángeles están registrando.

En la tercera parte expondremos las formas de darle la bienvenida al mundo y al Islam a un recién nacido.



Pie de página:

[1] Sahih Al Bujari.

[2] Sahih Al Bujari, Sahih Muslim.

[3] Narrado por Aisha, de Sahih Al Bujari.

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