Versos Trinitarios (parte 3 de 4): El Alfa y Omega
Descripción: En este artículo presentaremos un breve análisis de los variados pasajes con que los cristianos buscan demostrar la naturaleza Trina de Dios. ¿Quién es “Alfa y Omega”: Dios, Jesús o ambos?
- Por IslamReligion.com
- Publicado 31 Mar 2008
- Última modificación 31 Mar 2008
- Impreso: 591
- Visto: 31,379 (promedio diario: 5)
- Clasificado por: 134
- Enviado por email: 2
- Comentado: 0
Algunas personas dicen que, así como los mismos títulos Alfa y Omega se utilizan para Dios y también para Jesús, esto demuestra que ellos son uno y el mismo. Se argumenta aún más allá, aseverando que estas expresiones significan la eternidad del Padre y el Hijo.
Isaías 44:6 dice: “Esto es lo que el Señor dice: el Rey de Israel y Redentor, el Señor, El Altísimo, Yo soy el primero y Yo soy el último; aparte de Mí no hay ningún Dios”.
Apocalipsis 1:8: “Yo soy el Alfa y Omega, el principio y el fin, el Señor que es y que era, y que será por siempre, el Omnipotente”. Y en Apocalipsis 1:11: “Yo soy Alfa y Omega, el primero y el último”.
Apocalipsis 22:13: “Yo soy el Alfa y Omega, el primero y el último, el principio y el fin”.
Mediante el análisis, podemos ver que esta noción encierra varios problemas:
Primero: El Apocalipsis es un libro poco confiable. Su autoridad fue cuestionada por muchos de los primero cristianos y los padres de la Iglesia, como Marción, Cayo de Roma, Dionisio de Alejandría, Amfilocius de Iconium, Gregorio de Nacianzo, Cirilo de Jerusalén y el mismo concilio de Laodicea en el año 360 d.C.[1] El autor del Apocalipsis se identifica a sí mismo como un tal Juan, y lo más probable es que no se trate del apóstol Juan, porque el estilo del libro es completamente diferente al del Evangelio de Juan[2]. Además del nombre de este autor, muy poco es conocido sobre él. Martin Lutero criticó este libro. Él escribió en su prólogo al Libro del Apocalipsis:
“Acerca del Apocalipsis de Juan, dejo a todos libres para sostener sus propias opiniones. No puedo obligar a nadie a seguir mi opinión o juicio. Yo digo lo que pienso. Me resulta extraña más de una cosa en este libro, y esto me hace considerarlo ni apostólico ni profético… Muchos de los padres (de la iglesia) también rechazaron hace mucho tiempo este libro… Para mí ésta es la razón para no sostener una opinión favorable de él: Cristo no se enseña ni se sabe de él aquí”[3]
Aún en nuestros días, los estudiosos luteranos ponen el Apocalipsis de Juan en una categoría separada de libros dudosos.
Segundo: Alfa y Omega son la primera y la última letra del alfabeto griego respectivamente. Los estudiosos bíblicos no están completamente seguros del verdadero significado de la frase “el Alfa y Omega”. No puede ser estrictamente literal, porque ni Dios ni Jesús revelaron ni hablaron en lengua griega. Lenski concluye: “Es infructuoso investigar en la literatura judía o pagana el origen de algo que se parezca a este nombre ‘Alfa y Omega’. En ninguna parte hay una persona, mucho menos una persona divina, llamada ‘Alfa y Omega’ o, en hebreo, ‘Álef y Tau’[4]“. Aunque no hay evidencia alguna en las fuentes históricas de que alguien haya sido llamado “el Alfa y Omega”, Bullinger dice que la frase “es un hebraísmo, de uso común entre los comentaristas judíos de la antigüedad para designar el todo o algo del principio al fin; por ejemplo, “Adán trasgredió la ley completa, de Álef a Tau”[5]. Las mentes eruditas más lúcidas han concluido que la frase tiene algo que ver con empezar y terminar algo, o la integridad de un todo.
Tercero: La doctrina de Alfa y Omega es un ejemplo triste e infortunado de cómo la humanidad ha tergiversado la Palabra de Dios. Esto demuestra cómo la doctrina es torcida por los hombres para justificar falsas creencias. La frase: “yo soy Alfa y Omega, el primero y el último” (Apocalipsis 1:11), que se encuentra en la Biblia KJV (King James Version), no estaba en los textos griegos originales. ¡Por consiguiente, la frase “el Alfa y Omega” no se encuentra en ningún texto antiguo; no está mencionada, ni siquiera aparece como una nota a pie de página, en ninguna traducción moderna!
A continuación leemos Apocalipsis 1:10-11según diferentes traducciones:
RVR 1995[6]
Estando yo en el Espíritu[y] en el día del Señor[z] oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta, que decía: «Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último.[ab] Escribe en un libro lo que ves y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea».
LBLA
Estaba yo en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz,
como sonido de trompeta, que decía: Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a
las siete iglesias: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.
BLS
Pero un domingo, quedé bajo el poder del Espíritu Santo. Entonces escuché
detrás de mí una voz muy fuerte, que sonaba como una trompeta. Esa voz me
dijo: “Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias de la
provincia de Asia, es decir, a las iglesias de Éfeso, Esmirna, Pérgamo,
Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea.”
NVI
En el día del Señor vino sobre mí el Espíritu, y oí detrás de mí una voz
fuerte, como de trompeta, que decía: «Escribe en un libro lo que veas y envíalo
a las siete iglesias: a Éfeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardis, a Filadelfia y a Laodicea. »
DHH
Y sucedió que en el día del Señor quedé bajo el poder del Espíritu, y oí detrás
de mí una fuerte voz, como un toque de trompeta, que me decía: “Escribe en un
libro lo que ves, y mándalo a las siete iglesias de la provincia de Asia: a
Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea.”
Footnotes:
[1] Estudio Bíblico, Michael D. Marlowe. (http://www.bible-researcher.com/canon5.html)
[2] A Critical and Exegetical Commentary on The Revelation of St. John by R. H. Charles. T. & T. Clark, 1920
[3] Luther’s Works, vol 35 (St. Louis: Concordia, 1963), pp. 395-399
[4] R.C.H. Lenski, The Interpretation of St. John’s Revelation (Augsburg Pub. House, Minneapolis, MN 1963), p. 51
[5] W. Bullinger, Commentary on Revelation (Kregel Pub., Grand Rapids, MI, 1984), pp. 147 and 148.
Agregar un comentario