Donald W. Flood, excristiano, Estados Unidos (parte 4 de 4)
Descripción: Cómo una analogía de la ruleta le ayudó a este antiguo residente de Las Vegas a convertirse en musulmán. Parte 4: Un video significativo y reflexiones en torno a la conversión.
- Por Donald W. Flood
- Publicado 16 Jun 2014
- Última modificación 16 Jun 2014
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Superando un obstáculo
En este punto, me sentía un 80% seguro de que quería hacerme musulmán, pero algo me lo impedía. Me preocupaba la reacción de mi familia y mis amigos si sabían que me había hecho musulmán. Poco después, le expresé esta preocupación a un musulmán, quien me dijo que el Día del Juicio nadie será capaz de ayudarte, ni tu padre ni tu madre ni ninguno de tus amigos[1]. Por lo tanto, si crees que el Islam es la religión verdadera, debes abrazarlo y vivir tu vida para complacer a Aquel que te creó. De modo que me quedó muy claro que todos estamos en el mismo barco, toda alma probará la muerte, y entonces seremos responsables de nuestra creencia particular en Dios y de nuestros actos[2].
Un video significativo
En esta etapa de mi búsqueda de la verdad, estaba a punto de abrazar el Islam. Vi una conferencia islámica en una cinta de video acerca del propósito de la vida. El tema principal de la charla era que el propósito de la vida se puede resumir en una palabra, que es "Islam" (sumisión a la voluntad de Dios).
Un punto adicional fue que, a diferencia de otras religiones o creencias, el término "Islam" no está asociado con ninguna persona ni lugar en particular. Dios nombró así a la religión en el siguiente versículo coránico:
"Para Dios la verdadera religión es el Islam...". (Corán 3:19)
Todo aquel que abraza el Islam es denominado musulmán, independientemente de su etnia, sexo, color o nacionalidad. Esta es una de las razones por las cuales el Islam es una religión universal.
Antes de mi búsqueda de la verdad, nunca había considerado al Islam como una opción, debido a la constante imagen negativa de los musulmanes en los medios masivos. Del mismo modo, en este video se explicaba que, a pesar de que el Islam se caracteriza por sus elevados estándares morales, no todos los musulmanes respetan dichos estándares. Aprendí que lo mismo puede decirse de los adeptos a otras religiones. Entendí, finalmente, que no podemos juzgar a una religión solo por los actos de sus seguidores, como yo había hecho, puesto que todos los seres humanos somos imperfectos. En consecuencia, no debemos juzgar al Islam por los actos de sus seguidores, sino por su revelación (el Sagrado Corán) y por la Sunnah del Profeta Muhammad (Dios lo bendiga).
El último punto que aprendí de esa conferencia fue lo referente a la importancia de la gratitud. Dios menciona en el Corán que uno debe ser agradecido por el hecho de que Él nos creó:
"Dios los hizo nacer del vientre de sus madres sin conocimiento [del mundo que los rodea]. Él los dotó de oído, vista e intelecto, para que sean agradecidos". (16:78)
Dios citó la gratitud también junto con la creencia, y dejó en claro que Él no gana nada por castigar a Su gente ni gana nada cuando ellos Le agradecen y creen en Él. Dios dice en el Corán:
"¿Para qué iba Dios a castigarlos [por sus ofensas pasadas] si son [ahora] agradecidos y creyentes?" (Corán 4:147)
La verdad se revela
Tan pronto como el video terminó, sentí que la verdad había sido revelada. Sentí que me quitaba una enorme carga de pecados de la espalda. Por otra parte, sentí que mi alma se elevaba por encima de la Tierra, rechazando las delicias mundanales a favor de las alegrías eternas del Más Allá. Esta experiencia, junto con el largo proceso de razonamiento, resolvió el "rompecabezas del propósito de la vida". Me reveló al Islam como la verdad, completando mi "paisaje espiritual" con creencia, propósito, dirección y acción. Así que entré por la puerta del Islam diciendo la declaración de fe requerida para hacerse musulmán: Ash-hadu an la ilaha illa Al-lah, wa ash-hadu anna Muhammadan Rasulul-lah (atestiguo que no existe divinidad excepto Dios y que Muhammad es Su siervo y Mensajero). Se me dijo que este testimonio formal confirma la creencia de uno en todos los profetas y mensajeros de Dios, junto con todas Sus revelaciones divinas en su forma original, actualizando y completando la religión propia hasta el último de los profetas [Muhammad] y la última revelación de Dios [el Corán]. El siguiente punto se hizo abrumadoramente claro para mí: Si Jesús hubiera sido el último Profeta de Dios y el Evangelio la última revelación, yo hubiera atestiguado eso. Como resultado, he elegido naturalmente seguir la última revelación del Creador como fue ejemplificada por el sello de los profetas.
Impresiones de un nuevo musulmán
Durante mi búsqueda para hallar la verdad, la lección que trascendió todas las lecciones fue que todos los objetos de adoración distintos a Dios son meras ilusiones. Para cualquier persona que vea esto con claridad, el único camino posible es llevar la voluntad y los actos de uno en perfecta armonía con los de Dios. Someterme a la Voluntad de Dios me ha permitido experimentar paz interior con el Creador, con los demás y, finalmente, conmigo mismo. En consecuencia, me siento muy agradecido de que, por la Misericordia de Dios, haya sido rescatado de las profundidades de la ignorancia y haya entrado en la luz de la verdad. El Islam, la religión verdadera de todas las épocas, lugares y pueblos, es un código de vida completo que guía al ser humano hacia la satisfacción total del propósito de su existencia en la Tierra, y lo prepara para el día en el que regresará a su Creador. Seguir este camino con devoción le permite a uno obtener la complacencia de Dios y acercarse a Él en medio de las delicias interminables del Paraíso, mientras escapa del castigo del Infierno. Otra ventaja es que nuestra vida presente es mucho más feliz cuando tomamos esta decisión.
Un disfrute engañoso
Abrazar el Islam me ha dado más de una idea acerca de la naturaleza ilusoria de esta vida. Por ejemplo, un objetivo básico del Islam es la liberación del ser humano. Es por esto que un musulmán se denomina Abdul-lah, el esclavo o siervo de Al-lah (es decir, Dios) puesto que servir a Dios significa liberarse de todas las demás formas de servidumbre, y aunque el hombre moderno puede creen que está liberado, de hecho es esclavo de sus deseos. Generalmente, se ve engañado por esta vida mundanal. Es adicto a la riqueza, el sexo, la violencia, los intoxicantes, etc. Pero por encima de todo, es seducido por el sistema capitalista que tiende a trabajar a través de la invención de necesidades falsas, que él siente que debe satisfacer al instante. Dios dice en el Corán:
"¿Has visto a esos que toman su propio ego como su dios? Tú no eres responsable por sus acciones. ¿Acaso crees que la mayoría de ellos escuchan tus palabras y reflexionan? Ellos son como los ganados que no razonan, o aún más extraviados del camino". (Corán 25:43-44)
En consecuencia, no debemos dejar que nuestro afán por disfrutar de los placeres de esta vida pasajera ponga en peligro nuestra oportunidad de disfrutar de la felicidad del Paraíso. Como dice Dios en el Corán:
"Se encuentra en el corazón de las personas la inclinación por los placeres: las mujeres, los hijos, la acumulación de riquezas en oro y plata, los caballos de raza, los ganados y los campos de cultivo. Ese es el breve goce de esta vida, pero lo más hermoso se encuentra junto a Dios. Di: ¿Quieren que les informe sobre algo mejor que los placeres mundanos? Aquellos que tengan temor de Dios encontrarán junto a su Señor jardines por donde corren los ríos, con esposas inmaculadas, donde obtendrán la complacencia de Dios por toda la eternidad...". (Corán 3:14-15)
Por lo tanto, la competencia real en esta vida no es la acumulación de riqueza ni el deseo de fama, sino que estamos compitiendo entre nosotros por realizar obras buenas que agraden a Dios, mientras tenemos nuestra porción de placer legítimo en esta vida[3].
El camino correcto hacia Dios
Hay muchas religiones alternativas disponibles para la gente, y le corresponde a cada quien elegir la que desea seguir. Cada persona es como un comerciante con muchos bienes frente a sí, y es su decisión elegir con cuál va a comerciar. Obviamente, elegirá la que considera que es la más lucrativa. Sin embargo, el mercader no tiene garantía de prosperidad, su producto puede tener mercado y él puede obtener buenos dividendos, pero con la misma facilidad puede perder todo su dinero. En contraste, quien cree en la Unicidad de Dios y se somete a Su Voluntad (el musulmán) está completamente seguro de que si sigue el camino de guía [el Corán y la Sunnah del Profeta Muhammad], sin duda alguna obtendrá el éxito y la recompensa que lo esperan al final de este camino. Afortunadamente, este éxito comienza también al comienzo del camino.
Abu Sa’id Al Judri (que Dios esté complacido con él) narró que el Mensajero de Dios dijo: "Si una persona abraza sinceramente el Islam, entonces Dios le perdonará todos sus pecados anteriores, y después comenzará el balance de sus cuentas: la recompensa por sus obras buenas será de diez a setecientas veces mayor en valor, y una obra mala será registrada como una sola, a menos que Dios la perdone" (Bujari).
Epílogo
Con base en mi búsqueda de la verdad, concluí que la forma precisa en que creemos en Dios y los actos que llevamos a cabo, determinan nuestra condición futura por toda la eternidad. Nuestro Creador nos da a todos una misma oportunidad, independientemente de nuestras circunstancias, para ganar Su complacencia en preparación para el Día del Juicio, como se menciona en los siguientes versículos coránicos:
"Obedezcan a Dios y al Mensajero, que así alcanzarán la misericordia. Y apresúrense a buscar el perdón de su Señor y un Paraíso tan vasto como los cielos y la Tierra, que ha sido reservado para los que tienen consciencia de Dios [y cumplen la ley]". (Corán 3:132-133)
Si buscamos sinceramente la verdad de esta vida, que es el Islam (la sumisión a la voluntad de Dios), Dios nos guiará allí, si Él quiere. Él nos lleva a examinar la vida y la Sunnah del Profeta Muhammad, ya que es el mejor modelo a seguir para la humanidad. Además, Dios nos lleva a investigar y reflexionar sobre lo que Él dice en el Corán. Uno verá que el Corán es, en efecto, como un continuo y persistente golpear en la puerta, o fuertes gritos que buscan despertar a los que se han dormido por estar completamente absortos en esta vida terrenal. Los repiques y gritos aparecen uno tras otro: ¡Despierta! ¡Mira a tu alrededor! ¡Piensa! ¡Reflexiona! ¡Dios está aquí! ¡Hay un plan, un juicio, una rendición de cuentas, una recompensa, un castigo severo y una felicidad duradera!
Clara e inequívocamente, la mejor forma de vivir y morir en este mundo es siendo un musulmán piadoso. Cuando uno llega a la conclusión de que el Islam es la verdad, no debería tardar en hacerse musulmán, puesto que puede morir antes, y entonces sería demasiado tarde[4].
Algunos meses después de abrazar el Islam, hallé estos dos versículos en el Corán, que reflejan lo que el musulmán estadounidense me dijo con respecto a cómo debemos vivir y morir:
"Y esto fue lo que Abraham y Jacob legaron a sus hijos: ‘¡Oh, hijos míos! Dios les ha elegido esta religión, y no mueran sin haber entregado su voluntad [a Dios]’". (Corán 2:132)
Y:
"¡Oh, creyentes! Tengan temor de Dios como es debido, y no mueran sino como creyentes monoteístas". (Corán 3:102)
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