Sufismo (parte 1 de 2)

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Descripción: Una breve mirada a cómo el Sufismo difiere y contradice las enseñanzas del Islam. Esta primera parte define el Sufismo, menciona sus orígenes y cómo éste difiere del Islam en el concepto de la creencia en Dios, la creencia en el Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, y la creencia en el Paraíso y el Infierno.

  • Por Abdurrahman Murad (© 2010 IslamReligion.com)
  • Publicado 10 Jan 2010
  • Última modificación 24 Jul 2017
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Introducción

Ya sea a través de un documental en televisión o de un hermosamente diseñado website, la mayoría ha oído algo acerca de los “sufis” y el “Sufismo”; programas de televisión han sido emitidos, los anfitriones de los talk shows los han mencionado y los políticos están tomando un entusiasta interés en este grupo… uno sólo tiene que escribir la palabra “Sufi” en cualquier buscador de internet para abrumarse con los videos y las imágenes que están disponibles. En el ciberespacio uno puede ver imágenes y videos de místicos y ancianos sufis bailando en formas rítmicas con melodías vibrantes de fondo. Perturbadoras imágenes de ancianos místicos sufis pinchándose sus cabezas con cuchillos o sometiéndose a sí mismos a varios medios de tortura, son muy comunes también. Alguien interesado en el Islam puede obtener información incorrecta acerca del Islam y los musulmanes, para Occidente los “sufis” y el “Sufismo” son simplemente sinónimos del Islam y musulmán.

La pregunta que surge es, ¿son ellos realmente musulmanes y están practicando el Islam? Antes de apresurarnos, debo hacer mención de que hay muchos sitios, artículos y libros que han sido escritos y estructurados, pero la mayoría hablan acerca del Sufismo de una manera emocional, lo cual nos conduce a pensar que son imparciales. En esta humilde tarea, intento escribir acerca del Sufismo de una manera informativa, alejado de cualquier prejuicio.

A pesar de ser sólo una pequeña minoría, los sufis pueden ser encontrados en muchos países, musulmanes y no musulmanes. Pero contrariamente a la creencia de que el Sufismo es un “grupo”, el Sufismo está dividido en “órdenes”, cada una difiere de las otras en términos de creencia y práctica. Algunos grupos son más grandes que otros, y otros se han retirado a descansar con el paso del tiempo.  Entre los grupos sobrevivientes hoy en día, está la orden Tiyaaní, la orden Naqshabandí, la orden Qadirí y la orden Shadhilí.

Origen del Sufismo

En su forma más primitiva, las enseñanzas sufis hacían énfasis en que un individuo debería dar más importancia a los aspectos espirituales del Islam, ya que muchos habían olvidado esta elevada meta del Islam. Luego de un periodo de tiempo, sin embargo, infames sufis  introdujeron prácticas foráneas al Islam, las cuales fueron bienvenidas por sus seguidores. Las prácticas introducidas incluían danza, interpretación de música e incluso el consumo de hachís (marihuana).

El erudito  Ibn Al-Yawzi, escribió en su libro Talbis Iblis acerca del origen del nombre usado por este grupo, diciendo: “Ellos son llamados por este nombre en relación a la primera persona que dedicó su vida a adorar alrededor de la Ka’bah, cuyo nombre era Sufah”.

De acuerdo con esto, aquellos que querían emularlo se autodenominaron “sufis”.

Ibn Al-Yawzi también menciona otra razón, él dijo: “Ellos solían vestir ropas de lana”. La lana en árabe es llamada “suf” y las ropas de lana eran signo de un asceta en esos tiempos, dado que la lana era la forma más barata de vestido y que era muy áspera sobre la piel; para resumir, era un símbolo de ascetismo. En cualquier caso, la palabra Sufi no estaba presente en el tiempo del Profeta Muhammad y sus compañeros, sino que su primera aparición fue alrededor del año 200 de la Hégira (200 años después de la emigración del Profeta de La Meca a Medina).

El bien conocido erudito, Ibn Taimiah, menciona que la primera aparición del Sufismo fue en Basora, Irak, donde algunas personas se fanatizaron en la adoración y en evitar la vida mundana, de manera nunca antes vistas en otras tierras.[1]

Entonces, ¿qué es el Sufismo?

El Sufismo es una serie de conceptos y prácticas que van desde la pobreza auto impuesta , al aislamiento, el engaño, privación del alma, cantar y bailar, etc.; y está basado en una mezcla de muchas y diferentes religiones y filosofías, tales como la griega, el zoroastrismo, el budismo, el hinduismo, así como el Islam. Es con frecuencia referido por los mismos sufis o por los orientalistas como “misticismo islámico”, con el fin de dar la impresión de que el Islam es total o parcialmente una religión dogmática con un conjunto de rituales sin significado. La misma esencia del Sufismo (o Tasawwuf) se opone a lo que el musulmán debe creer, esto será explicado más a fondo cuando haga mención a las creencias Sufis en general.

Rasgos del musulmán

El musulmán siempre se remite al Corán y a las narraciones del Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, llamadas “Sunnah”, en materia de religión. Dios nos dice en el Corán:

“Un verdadero creyente o a una verdadera creyente no deben, cuando Dios y Su Mensajero hayan dictaminado un asunto, actuar en forma contraria; y sabed que quien desobedezca a Dios y a Su Mensajero se habrá desviado evidentemente”. (Corán 33:36)

El Profeta Muhammad hizo énfasis en la importancia de seguir el Corán y la Sunnah, y el peligro de introducir cualquier innovación al Islam. Es sabido que el Profeta dijo: “Quien sea que haga una acción que no esté de acuerdo con mis mandamientos (es decir, la ley Islámica), le será rechazada”. (Sahih Muslim)

Ibn Mas’ud (un compañero del Profeta), que Dios esté complacido con él, dijo:

“El Mensajero de Dios, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, hizo una línea recta en el suelo con su mano, luego dijo: ‘Este es el camino recto de Dios’.  Luego hizo un línea (corta) a cada lado de la línea recta, y dijo: ‘Estas líneas (cortas), cada una tiene un diablo invitando a la gente a seguirla’. Luego él recitó el verso (del Corán) que dice:

“Y éste es mi sendero recto, seguidlo pues. Y no sigáis otros caminos, porque si lo hacéis, estos os dividirán y desviarán de Su camino. Esto es lo que os ha ordenado para que Le temáis”. (Corán 6:153)

Sahih: Reportado por Ahmad y An-Nasa’i.

El musulmán, por lo tanto, debe obedecer a Dios y a Su Mensajero. Esta es la más alta autoridad en el Islam. Uno no debe seguir ciegamente a los líderes religiosos; sino que, como seres humanos, debemos utilizar nuestras facultades otorgadas por Dios, pensar y razonar. El Sufismo, por otra parte, es una orden obligatoria que despoja a la persona del libre pensamiento y la discreción personal y la pone a merced de la misericordia de Sheij de la orden… como ha sido dicho por algunos ancianos sufis: “Uno debe portarse con su Sheij como la persona muerta en manos de quien lo baña”, es decir, la persona no debe discutir u oponerse a la opinión del Sheij, y debe mostrar total obediencia y sumisión a él.

Los verdaderos musulmanes están contentos con el nombre “musulmán” (o sea, sometido) dado a ellos por  Dios Todopoderoso, cuando dice:

Esfuércense por la causa de Dios como es debido. Él los eligió [para que sigan Su religión] y no les prescribió nada que no puedan cumplir. Esta es la religión monoteísta de vuestro padre Abraham, él los llamó musulmanes anteriormente y también fueron llamados así en esta revelación, para que el Mensajero fuera testigo [de sus obras] y ustedes sean testigos ante la humanidad [de la llegada de los Profetas anteriores]. Cumplan con la oración prescrita, paguen el Zakat y aférrense a Dios, pues Él es vuestro Protector. ¡Qué excelente Protector y qué excelente Defensor!” (Corán 22.78)

Los sufis pueden insistir en que ellos son musulmanes, pero al mismo tiempo insisten en identificarse a sí mismos como sufis en lugar de como musulmanes.

Las creencias islámicas de un vistazo: la creencia en Dios

En resumen, el musulmán cree en la Unicidad de Dios. Él no tiene socio; nadie es igual a Él. Dios, Todopoderoso, dice:

Es el Originador de los cielos y la Tierra; creó esposas de entre vosotros [para que encontréis en ellas sosiego], y a vuestros rebaños también los creó en parejas, y así es como os multiplicáis. No hay nada ni nadie semejante a Allah, y Él todo lo oye, todo lo ve”. (Corán 42:11)

Dios está separado de Su creación y no es una parte de ella. Él es el Creador, y todo lo demás es Su creación.

Los sufis mantienen un número de creencias en relación a Dios, Todopoderoso, estas creencias son las siguientes:

a)Al-Hulul: Esta creencia denota que Dios, Todopoderoso, vive en Su  creación.

b)Al-It’tihad: Esta creencia denota que Dios, Todopoderoso, y la creación son uno, una presencia unida.

c)Wahdatul-Wuyud: Esta creencia denota que uno no debe diferenciar entre el Creador y la creación, pues tanto la creación como el Creador son una sola entidad (Monismo).

Mansur Al-Hallaay, una figura muy reverenciada por los sufis, dijo: “Yo soy Él, a Quien yo amo”; y exclamó: “Él, a Quien yo amo, soy yo; somos dos almas cohabitando en un cuerpo. Si me ves lo ves a Él y si lo ves a Él me ves a mí”.[2]

Muhiyddin Ibn Arabi, otra reverenciada figura en el Sufismo, fue infame por sus declaraciones: “Lo que hay bajo mi vestido no es nada sino Dios”. “El esclavo es el Señor y el Señor es el esclavo”.[3]

Estas creencias contradicen fuertemente la creencia musulmana en la Unicidad de Dios, pues el Islam es un estricto monoteísmo. Estas doctrinas sufis no están lejos de algunas creencias cristianas o de la creencia hindú de la reencarnación. S. R. Sharda en su libro Pensamiento Sufi, dijo: “La literatura sufi del periodo post-Timur muestra un cambio significativo en contenido de pensamiento. Este es panteístico. Luego de la caída de la ortodoxia musulmana del poder en el centro de la India por casi un siglo, debido a la invasión de Timur, el Sufismo se vio libre del control de la ortodoxia musulmana y se asoció con los santos hindúes, que los influyeron hasta un punto asombroso. Los sufis adoptaron el Monismo y una ciega devoción de las escuelas Vedántica Vaishnava y Bhakti, y las prácticas yogas de la escuela Vedántica Vaishnava. Por ese tiempo, la popularidad del panteísmo vedántico entre los sufis había alcanzado su cenit”.

La creencia en el Profeta de Dios

El musulmán cree que el Profeta Muhammad fue el último Profeta y Mensajero de Dios. Él no fue divino ni debe ser adorado; pero debe ser obedecido y no se puede adorar a Dios excepto en la manera en que fue enseñada por el Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él.

Las órdenes sufis sostienen una amplia variedad de creencias en relación con el Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él. Entre ellas están aquellas que creen que él fue ignorante del conocimiento que los mayores Shaijs Sufis poseen. Al-Bustami, un  Sheij sufi dijo: “Nosotros hemos entrado a un mar de conocimiento en cuyas orillas se pararon los Profetas y los Mensajeros”.

Otros sufis atribuyen al Profeta, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, algún tipo de divinidad diciendo que toda la creación fue creada de la “luz” del Profeta Muhammad. Algunos incluso creen que él fue el primero de la creación y que está descansando sobre el Trono de Dios, esta es la creencia de Ibn Arabi y otros sufis que vinieron después de él.

La creencia en el Paraíso y el Infierno

En resumen, los musulmanes creen que tanto el Infierno y el Paraíso existen ahora, y que son dos moradas reales. El Infierno es donde una persona pecadora será castigada y el Paraíso es donde una persona piadosa será recompensada.

Los sufis, en general, creen que uno no debe pedirle a Dios que le conceda el Paraíso; ellos incluso afirman que el Wali (guardián, santo) no debe buscarlo, pues es un signo de la carencia de intelecto. Para ellos el “Paraíso” contiene un significado inmaterial, lo cual es recibir la sabiduría de lo oculto de parte de Dios y enamorarse de Él.

En lo que tiene que ver con el Infierno, un sufi cree que uno no debe tratar de escapar de él. De acuerdo con ellos, un verdadero sufi no debe ser temeroso del Fuego. Algunos incluso creen que si un anciano sufi escupiera en el Fuego, este se apagaría, como afirmó Abu Yazid Al-Bustami.



Footnotes:

[1] Al-Fatawa (11/6)

[2] At-Tawasin por Al-Hallaj

[3] Al-Futuhatul-Makkiyyah y Al-Fatuhat

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Sufismo (parte 2 de 2)

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Descripción: Algunos principios del Sufismo, el papel del  “Sheij”, El Pacto, “Dhikr” y la posición del Sufismo en la interpretación del Corán; todo lo cual contradice fuertemente las enseñanzas del Islam.

  • Por Abdurrahman Murad (© 2010 IslamReligion.com)
  • Publicado 18 Jan 2010
  • Última modificación 18 Jan 2010
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Principios del Sufismo

“Voluntaria y total sumisión al Sheij”, es probablemente la consigna del Sufismo. Dando un vistazo, es claro que un vínculo especial y completo se forma entre la cabeza de la orden sufi (el “Sheij”) y el Murid (seguidor); entender los principios del Sufismo yace en entender su estructura básica. Entonces, ¿de qué se trata todo esto?

Básicamente, el seguidor hace un juramento de lealtad, en el que se compromete a obedecer al Sheij y, a su vez, el Sheij promete librar al seguidor de todo problema o calamidad que pueda caer sobre él. El Sheij también ofrece al sincero seguidor lucrativos beneficios adicionales. Una vez el seguidor accede, él es bendecido y le es asignado un conjunto de Dhikr (canticos, alabanzas). El seguidor también debe llevar su vida de la manera estipulada por la orden sufi. Si un conflicto surge entre sus deberes dentro de la orden y sus deberes externos, el seguidor debe actuar de acuerdo a las instrucciones del Sheij. De esta manera, el control del Sheij sobre el seguidor se vuelve absoluto.

 En general, el seguidor es separado del mundo exterior y es explotado en muchas formas. Como musulmanes creemos que ningún humano tiene poder o habilidad especial para librarnos de las calamidades de la tumba o el Más Allá.  Cada uno de nosotros se presentará delante de Dios y será juzgado individualmente.

Dios nos dice:

“Quien siga la guía será en beneficio propio, y quien se descarríe sólo se perjudicará a sí mismo. Nadie cargará con los pecados ajenos”. (Corán 17:15)

Nosotros también creemos como musulmanes que no debemos someternos o rendirnos ante nadie sino solamente a Dios, Todopoderoso. Excepto del Creador, todo lo demás es propenso a cometer errores. El Profeta, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, dijo:

“Todos los hijos de Adán cometen errores, y los mejores de ellos son los que se arrepienten”. (Tirmidhi)

El Sheij

Él es la “autoridad suprema”, la cabeza de la distribución del “trabajo” dentro de la orden y da a cada uno de los seguidores su Dhikr necesario. Es a este individuo a quien el seguidor promete completa y total obediencia; de allí en adelante, las dos leyes universales del vínculo seguidor-Sheij entrarán en efecto:

a.     El seguidor nunca debe discutir con el Sheij ni pedirle una prueba en relación con las acciones que él hace.

b.    Quien sea que se oponga al Sheij habrá roto el “pacto” y queda excluido de todos los beneficios adicionales ofrecidos por el Sheij, incluso si se mantiene como un amigo cercano a él.

Como musulmanes creemos que todos los actos de adoración son Tawqifiyah, es decir, no son sujetos a opinión, sino que deben ser sostenidos con evidencias textuales que sean tanto auténticas como decisivas. Dios, el Todopoderoso, nos dice:

“Y dicen [la Gente del Libro]: Sólo entrará al Paraíso quien sea judío o cristiano. Esos son sus deseos. Diles: Traed vuestro fundamento si es que decís la verdad”. (Corán 2:111)

Nosotros creemos que no hay hombre intermediario entre Dios y Sus siervos. Debemos invocarlo a Él directamente. Dios nos dice:

“Vuestro Señor dice: Invocadme, que responderé [vuestras súplicas]. Por cierto que quienes actuando con soberbia se niegan a adorarme, ingresarán al Infierno humillados”. (Corán 40:60)

En el Sufismo, el Sheij es considerado “el hombre inspirado ante cuyos ojos los misterios de lo oculto son develados, pues los Sheijs ven con la luz de Dios y conocen qué pensamientos y confusiones hay en los corazones de los hombres. Nada puede ser escondido de ellos”.[1] Ibn Arabi afirmaba que él solía recibir revelación directa de Dios, similar a la forma en que lo hacía el Profeta Muhammad, y fue citado diciendo: “Algunos trabajos  yo los escribí por mandamiento de Dios, enviado a mí en mi sueño o a través de revelaciones místicas”.  (M. Ibn Arabi. The Bezels of Wisdom. pp.3)

Nosotros creemos que el conocimiento de lo oculto está restringido sólo a Dios. Cualquiera que diga que tiene conocimiento de lo oculto ha dicho una mentira. Dios nos dice:

“No hay nadie más injusto que quien inventa mentiras acerca de Dios y dice: ‘He recibido una revelación’, cuando en realidad no se le ha revelado nada; o dice: ‘Revelaré algo similar a lo que Dios ha revelado’”. (Corán 6:93)

El Profeta, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, dijo:

“No forjen mentiras sobre mí, porque aquel que así lo hace entra al Fuego”. (Sahih Muslim)

El Pacto

Esta es una interesante ceremonia, que por mucho es el principio más importante del Sufismo dado que es común entre todas las órdenes sufis. Aquí, el Sheij y el seguidor se toman de las manos y cierran sus ojos en solemne meditación. El seguidor, voluntariamente y de todo corazón, se compromete a respetar al Sheij como su líder y guía en el camino hacia Dios. También se compromete a adherirse a los ritos de la orden a lo largo de su vida y promete nunca abandonarla; al mismo tiempo, el seguidor se compromete a la completa e incondicional fidelidad, obediencia y lealtad al Sheij. Luego de esto, el Sheij recita:

“En verdad quienes te juran fidelidad están jurando fidelidad a Dios, pues la mano de Dios está sobre sus manos. Quien no cumpla con el juramento sólo se perjudicará a sí mismo; en cambio, quien respete lo pactado con Dios recibirá una recompensa grandiosa”. (Corán 48:10)

Luego se le da al seguidor su Dhikr específico. El Sheij le pregunta al seguidor: “¿Me has aceptado como tu Sheij y guía espiritual ante Dios, Todopoderoso?” En respuesta, el seguidor debe decir: “Yo he aceptado”, y el Sheij responde diciendo: “Y nosotros hemos aceptado”. Ambos recitan el Testimonio de Fe y la ceremonia se termina con el seguidor besando la mano del Sheij.

Esta ceremonia entera no se conocía durante la vida del Profeta y las mejores tres generaciones que le siguieron. El Profeta, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, dijo:

“Quien sea que viva después de mí verá muchas diferencias (es decir, innovaciones religiosas); entonces, adhiéranse a mi Sunnah y la Sunnah de los califas rectamente guiados”. (Abu Dawud)

El  Profeta, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, también dijo:

“De verdad, la mejor palabra es el  Libro de Dios, y la mejor guía es la guía del (Profeta) Muhammad y la peor obra son las innovaciones. Toda innovación (en temas de religión) es una bid’ah y toda bid’ah es mala guía, y la mala guía llevará al Fuego”. (Sahih Muslim)

El Imam Malik, que Allah tenga misericordia de él, dijo: “Aquel que introduce una innovación en la religión del Islam y la considera una cosa buena, de hecho afirma con ello que Muhammad traicionó (la confianza de hacer llegar completo) el Mensaje Divino”.

El Dhikr

Es también conocido como el Wird y en el Sufismo es la práctica de repetir el nombre de Dios, y la repetición de un número fijo de invocaciones. Estas invocaciones pueden incluir suplicarle a los muertos o buscar ayuda en otro aparte de Dios por necesidades que sólo Dios, el Todopoderoso, puede satisfacer.

Ahmad At-Tiyani, una personalidad sufi, afirmó que el wird fue retenido por el Profeta Muhammad; él no lo enseñó a ninguno de sus Compañeros. At-Tiyani alegó que el Profeta conocía que llegaría un tiempo en el que el wird sería hecho público, pero la persona que lo haría no existía aún. Como resultado, los sufis creen que hay una cadena de transmisión en curso entre el Profeta Muhammad y su actual Sheij.

El Dhikr está clasificado por los sufis en tres categorías:

A.    El Dhikr de los comunes, en el cual ellos deben repetir “La ilaaha illa Allah Muhammad-ur-Rasulullah” (es decir, no hay dios digno de ser adorado sino Allah, y Muhammad es el siervo de Dios).

B.    El Dhikr de la clase alta, que es repetir el nombre de Dios “Allah”.

C.    El Dhikr de la élite, el cual es repetir el pronombre Divino “Hu” (Él).

A veces, el Dhikr es cantado en himnos melódicos con los ojos cerrados, se puede tocar música (para algunos, esto es esencial); más aún, algunos bailan ante el Sheij mientras dicen el Dhikr. Muchas veces el Dhikr incluye politeísmo abierto (el mayor pecado en el Islam). Dios nos dice:

“Por cierto que se te ha revelado [¡Oh, Muhammad!], y también a los [Profetas] que te precedieron, que si atribuyes copartícipes [en la adoración] a Dios tus obras se malograrán y te contarás entre los perdedores”. (Corán 39:65)

Interpretación del Corán

En el Sufismo, estudiar la exegesis del Corán o ponderar los significados de sus versos es desalentado, y a veces incluso prohibido. Los sufis alegan que cada verso del Corán tiene un significado externo (aparente) y un significado interno. El significado interno es entendido solamente por los sufis. Con base en esto, los sufis han introducido conceptos y palabras que son totalmente extrañas a las enseñanzas del Islam.

En el Corán, Dios, el Todopoderoso, nos alienta a entender apropiadamente Sus palabras.  Dios nos dice:

“Éste es el Libro bendito [el Sagrado Corán] que te revelamos [¡Oh, Muhammad!] para que mediten sobre sus preceptos y recapaciten los dotados de intelecto”. (Corán 38:29)

La exegesis del Corán es lograda al estudiar el Corán junto con la Sunnah; estas dos fuentes de la Ley Islámica deben ser tomadas mano a mano como una unidad integral. Nosotros debemos entender e interpretar el Corán y la Sunnah en la forma en la que ambos fueron entendidos por las primeras generaciones.

Conclusión

Como puede verse, el Sufismo varía drásticamente del verdadero espíritu del Islam. El Sufismo inculca en el seguidor el deseo de dejar de usar las facultades básicas dadas por Dios, el Creador del mundo, y a someterse a sí mismo a una forma de esclavitud.

El Islam, por otra parte, es muy simple; no hay necesidad de intermediarios o santos entre el hombre y Dios, y uno sólo debe someterse y rendirse a Dios, el Todopoderoso.



Footnotes:

[1] Saif An-Nasr. Sira de Hamidiyyeh. 1956

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