Yahya Schroder, exseglar, Alemania
Descripción: La impresionante historia de cómo un adolescente alemán se convirtió al Islam y se ganó el respeto de sus compañeros de clase.
- Por Yahya Schroder (tomado de islamonline.net con permiso)
- Publicado 18 Feb 2013
- Última modificación 18 Feb 2013
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Mi nombre es Yahya Schrod1187er. Soy un musulmán ‘europeo’. Me hice musulmán hace 11 meses cuando tenía 17 años. Ahora vivo en Potsdam, Alemania, y quiero compartir mi experiencia como musulmán en un estado no musulmán.
Como converso al Islam, creo que es mucho más fácil seguir el din (religión) que un nacido musulmán que sea criado aquí. Casi todos los jóvenes nacidos musulmanes que conozco quieren ser alemanes. Para ellos, el Islam es sólo una tradición y creen que tienen que dejar su tradición (el Islam) para ser aceptados por los alemanes, a pesar del hecho que los alemanes no los aceptarán aunque dejen su religión.
Crecí en una villa pequeña. Viví con mi madre y mi padrastro en una casa enorme con un gran jardín y una piscina grande. Como adolescente, vivía una ‘vida loca’, tenía algunos amigos con los que solía andar, hacer cosas estúpidas y beber alcohol como todo adolescente alemán.
La vida de un musulmán en Alemania es más difícil de lo que uno cree, en especial para mí como musulmán alemán, puesto que cuando alguien le pregunta a un alemán qué sabe sobre el Islam, siempre se le responde algo sobre los árabes. Para los alemanes es como una operación matemática: Islam = Árabes.
Ellos no saben sobre nuestra gran nación. Cuando me convertí al Islam tuve que dejar a mi familia y mudarme a la comunidad en Potsdam cerca de Berlín. Dejé esta casa enorme y todas mis cosas valiosas.
Cuando vivía con mi madre y mi padrastro, lo tenía todo: una casa grande, mi propio dinero, televisión, consola de videojuegos. Nunca me preocupé por el dinero, pero no era feliz. Estaba buscando algo más.
Cuando cumplí 1 años, conocí la comunidad musulmana en Potsdam a través de mi padre biológico, que se hizo musulmán en 2001. Solía visitar a mi padre una vez al mes y asistíamos a las reuniones de la comunidad que se llevaban a cabo los domingos.
En esa época, estaba interesado en el Islam, y mi padre notó esto y me dijo un día que él nunca hablaría sobre Islam cuando estuviéramos juntos porque quería que aprendiera de personas con mayor conocimiento, para que otra gente no dijera: “¡Oh, se hizo musulmán solo porque tiene 17 años y hace todo lo que hace su padre.”
Estuve de acuerdo y comencé a visitar la comunidad mensualmente, y aprendí mucho sobre el Islam, y en esos días ocurrió algo especial que cambió mi forma de pensar. Un domingo fui a nadar con la comunidad musulmana, y saltando en la piscina me rompí la espalda y golpeé el piso con la cabeza.
Mi padre me llevó al hospital y el doctor me dijo:
“Te has quebrado la espalda de forma grave, y si haces un mal movimiento quedarás minusválido.”
Esto no me ayudó mucho, pero unos instantes antes de que me llevaran a la sala de cirugía, uno de mis amigos de la comunidad musulmana me dijo: “Yahya, ahora estás en manos de Allah (Dios), es como estar en una montaña rusa. Ahora estás en la parte alta, disfruta el viaje y confía en Dios.” Esto realmente me ayudó.
La operación tomó cinco horas y me desperté tres días después. No podía mover mi brazo derecho, pero me sentía la persona más feliz del mundo. Le dije al doctor que no se preocupara por mi brazo derecho, que estaba muy feliz de que Dios me permitiera sobrevivir.
Los doctores me habían dicho que debía permanecer en el hospital unos meses. Me quedé sólo dos semanas, pues estuve entrenando muy duro. Un día el doctor vino y me dijo: “hoy trataremos de dar un paso en las escaleras,” el ejercicio que yo había hecho por mi cuenta dos días antes que el doctor me dijera.
Ahora puedo mover mi brazo derecho de nuevo y sólo estuve allí dos semanas, Alhamdulillah (gracias a Dios). Este accidente cambió mucho mi personalidad.
Me di cuenta que cuando Dios quiere algo, la vida personal puede cambiar por completo en un segundo. Así que me tomé la vida más en serio y comencé a pensar más sobre mi vida y el Islam, pero aún vivía en esta pequeña villa.
Mi deseo de hacerme musulmán se hizo tan fuerte que tuve que dejar mi familia. Dejé a mi padrastro, mi madre y el agradable estilo de vida lujoso para irme a Potsdam. Me mudé al apartamento de mi padre que es bastante pequeño, y tuve que quedarme en la cocina, pero está bien porque no tengo más que algo de ropa, libros de escuela y algunos discos compactos.
Quizás suene como que lo perdí todo, pero soy muy feliz, soy tan feliz como cuando desperté en el hospital después del accidente fatal. El día siguiente fue el primer día de Ramadán. El día después de esto fue mi primer día de escuela en mi escuela nueva.
Y al día siguiente dije mi Shahadah (el testimonio de hacerse musulmán), alabado sea Dios. Así que todo era nuevo para mí: nuevo apartamento, nueva escuela, y mi primera vez sin mi familia. En cuanto supieron en la escuela que yo soy musulmán, comenzaron a hacerme bromas.
Creo que eso es normal debido a lo que ellos aprenden de los medios de comunicación. “Terrorista”, “viene Osama bin Laden,” “los musulmanes son sucios,” algunas personas piensan simplemente que estoy loco. Ni siquiera me creen que soy alemán.
Pero ahora, 10 meses después, la situación ha cambiado. Hice mucha dawah (invitar al Islam) a mis compañeros de clase, y ahora tengo incluso un salón de oraciones a pesar de ser el único musulmán de mi escuela.
Mis compañeros de clase dejaron de hacerme bromas y comenzaron a hacerme preguntas serias sobre el Islam, y se dieron cuenta que el Islam no es una religión como otras. ¡Se dieron cuenta que el Islam es chévere!
Ellos ven que nosotros los musulmanes tenemos Adab (buenos modales) cuando tratamos con los demás. Se dieron cuenta que somos independientes de la presión de grupo, simplemente no necesitamos estar en un grupo especial.
En mi escuela hay tres grupos principales: los hip hop; los punketos, y los fiesteros. Cara uno procura ser miembro de un grupo para ser aceptado por los demás.
¡Excepto yo! Yo puedo ser amigo de todos. No tengo que vestir ropas especiales para ser ‘chévere’. Así que siempre me invitan a mí y a mis amigos musulmanes a sus asados.
Lo especial de esto es que ellos me respetan como musulmán, incluso me ofrecen comida Halal (permitida) y hasta ponen dos parrillas en los asados, una para ellos y otra para nosotros los musulmanes. La gente de aquí está muy abierta al Islam.
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