Sura 111, Las fibras de palmera
Descripción: Este capítulo se refiere a un tío del Profeta que se opuso a él con fiereza, al igual que su esposa. Él insultó al Profeta con la frase ‘Tabán Lak’ (‘¡que perezcas!’). Esta sura mecana fue la respuesta.
- Por Imam Mufti (© 2019 IslamReligion.com)
- Publicado 07 Jan 2019
- Última modificación 25 Jun 2019
- Impreso: 6
- Visto: 4,831 (promedio diario: 2)
- Clasificado por: 131
- Enviado por email: 0
- Comentado: 0
Introducción
Abu Lahab era el tío del Profeta Mujámmad (Dios lo bendiga). Lahab significa "llamas" y fue apodado así por la apariencia radiante de su rostro. Junto a su esposa, Abu Lahab fue uno de los opositores más hostiles del Mensajero de Dios y de las ideas que él propagaba.
Rabíah, hijo de Abbad, recordó: "Cuando era joven vi una vez, con mi padre, al Mensajero de Dios predicando el Islam a las tribus árabes, diciendo: ‘¡Hijos de...! (y los llamaba por sus nombres tribales), soy el Mensajero de Dios enviado a ordenarles que se sometan y no adoren a nada ni a nadie excepto a Él, y que crean en mí y me protejan hasta que lleve a cabo lo que Dios me ha confiado.’ Tras él estaba un hombre bizco de rostro radiante que solía decir, después que él terminaba: ‘¡Hijos de...! este hombre quiere que abandonen a Al Lat y Al Uza (dos ídolos que adoraban los árabes paganos) y a sus aliados de entre los yinn, los hijos de Málik ibnu Akmas, y que los sustituyan con estas invocaciones y tonterías que ha inventado. No lo escuchen ni sigan lo que predica.’ Le pregunté a mi padre quién era ese hombre, y me dijo que era Abu Lahab, el tío del Profeta."
Su esposa, Arwa bintu Harb ibnu Umaya le dio un apoyo inquebrantable en su campaña virulenta e implacable.
Un día, el Profeta salió a una gran plaza que había en La Meca, subió a una colina y convocó a la gente de Curaich. Cuando acudieron, se dirigió a ellos diciéndoles: "Si les dijera que un enemigo se está acercando tras esta colina y los atacará mañana en la mañana o en la noche, ¿me creerían?" "Sí," le contestaron. "Escúchenme, entonces," continuó. "Les advierto de un terrible tormento proveniente de Dios." Abu Lahab estaba allí y le espetó: "¡Maldito seas! ¿Para esto nos has llamado?" Luego de ese evento, fue revelada esta sura.
Otro caso fue cuando el clan de Hachim, el propio clan del Profeta Mujámmad, bajo el liderazgo de Abu Talib, decidió, por lealtad, proteger al Profeta a pesar de que rechazaban la religión que él predicaba. Abu Lahab fue el único que tomó una posición distinta. A pesar de pertenecer al mismo clan, se unió a la oposición de los Curaich y se mantuvo con ellos cuando firmaron el documento que imponía un boicot económico y social completo sobre el clan de Hachim para someterlos a hambruna hasta que entregaran al Profeta.
Abu Lahab también les ordenó a sus dos hijos que renunciaran a las dos hijas de Mujámmad con las que se habían casado antes de la misión profética de él. Su objetivo era cargar al Profeta con sus gastos de manutención.
Así, Abu Lahab y su esposa, Arwa, también llamada Umu Yamil, continuaron con su ataque persistente contra el Profeta y su mensaje. El hecho de que fueran vecinos cercanos al Profeta empeoró la situación. Se nos dice que Umu Yamil solía llevar espinas y madera afilada y ponerlas a lo largo del camino que transitaba el Profeta.
Esta sura fue revelada como contraataque contra la campaña hostil de Abu Lahab y su esposa. Dios se encargó de decir la última palabra a nombre de Su Mensajero.
Aleyas 1-3 El castigo de Abu Lahab
El término árabe taba, traducido como ‘condenado’, también significa fracaso y bloqueo. Este término es utilizado dos veces en dos sentidos distintos. Primero como súplica, mientras que en la segunda ocasión implica que dicha súplica ya ha sido respondida. De modo que, en una breve aleya, se lleva a cabo una acción que abre las cortinas sobre un campo de batalla. Lo que sigue a continuación es la mera descripción de lo que sucedió con la observación de que "no le servirán de nada su poder ni sus bienes materiales" (aleya 2). Él no tiene escapatoria. Ha sido derrotado, vencido y condenado. Este fue su destino en este mundo, pero en el Más Allá "será arrojado en el fuego llameante" (aleya 3). El fuego se describe como llameante para enfatizar que está en su apogeo.
Aleyas 4-5 El castigo de su esposa
"Su mujer, la que acarreaba espinas," residirá allí con él, llevando "en su cuello una cuerda de fibras de palmera," con la cual, por así decirlo, será arrastrada al infierno, o era la que ella usaba para unir paquetes de madera afilada, según se interprete de manera literal o metafórica.
El lenguaje de esta sura logra una armonía notable entre el tema que trata y la atmósfera construida a su alrededor. El infierno, con su ardiente lahab o fuego llameante, será habitado por Abu Lahab. Al mismo tiempo, su esposa, que recogía espinas y maderas afiladas, materiales que pueden alimentar notablemente el fuego, se reunirá con él llevando una cuerda atada alrededor de su cuello, como si ella fuera leña atada. Las palabras están perfectamente combinadas y sus imágenes retratadas: el castigo se presenta como algo de la misma naturaleza que el hecho que lo amerita: madera, cuerda, fuego y lahab.
Agregar un comentario