Sura 38, Sad
Descripción: Aquellos que dudan son advertidos, Dios enseña una lección a través de las historias de los profetas, y escuchamos una conversación sobrenatural.
- Por Aisha Stacey (© 2018 IslamReligion.com)
- Publicado 11 Jun 2018
- Última modificación 11 Jun 2018
- Impreso: 4
- Visto: 4,480 (promedio diario: 2)
- Clasificado por: 0
- Enviado por email: 0
- Comentado: 0
Introducción
El trigésimo octavo capítulo del Corán fue revelado en La Meca y, como todas las suras mecanas, hace énfasis en los fundamentos y los conceptos básicos del Islam. Los ochenta y ocho breves versículos de Sad tratan sobre la Unidad y Unicidad de Dios, el Día del Juicio y los profetas anteriores. Compara la arrogancia de los incrédulos de La Meca con la arrogancia de las naciones destruidas anteriormente, y con la arrogancia de Satanás.
Aleyas 1 a 17: Dios hace un juramento
Esta sura comienza con la letra árabe sad. El uso de una o más letras árabes al comienzo de una sura es un recurso narrativo utilizado en esta y otras 28 suras del Corán. La razón y el significado de esto es objeto de mucha especulación, sin embargo, la respuesta solo la conoce Dios.
Dios hace un juramento por el Corán, el libro que sirve de recordatorio para toda la humanidad. Aquellos que no creen están ocupados solo con arrogancia y desafío. Dios ha destruido a muchas generaciones antes que ellos por tanta arrogancia, y cada una de estas gritó con desesperación, pero ya era demasiado tarde. Un advertidor les ha llegado (a los incrédulos mecanos) de entre ellos mismos, pero no lo aceptan y lo llaman mentiroso o hechicero. ¿Por qué se le enviaría el mensaje a él (el Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Dios sean con él)? Piensan para sí mismos, y dicen: "¿Convirtió a todos los dioses en un solo Dios? No le crean, aférrense a su religión, la religión de sus ancestros".
Dudan porque todavía no han probado el castigo. ¿Acaso los incrédulos poseen los tesoros de Dios o tienen control sobre los cielos o la Tierra? Si así es, entonces que asciendan y Le dicten a Dios. Ellos solo son una alianza armada que será aplastada. El pueblo de Noé, Ad y el Faraón, negaron a sus mensajeros. Todos llamaron mentirosos a sus mensajeros; el castigo de Dios estuvo justificado. Lo que ellos esperan no tomará más que un solo toque estruendoso de la Trompeta que anuncie el Día del Juicio, y desearán poder tener su castigo en esta vida. Se le aconseja al Profeta Muhammad que soporte sus palabras y sea paciente.
Aleyas 18 a 29: David
Recuerda al siervo de Dios, David, que cantó las alabanzas de Dios. A él se unieron en su cántico tanto las montañas como los pájaros. Dios fortaleció su reino y le dio sabiduría, buen juicio y discernimiento. Hay una historia de dos litigantes que treparon una pared alarmando a David en su cámara de oración. Ellos le pidieron que juzgara entre ambos. David juzgó y se dio cuenta de que había sido puesto en esa situación como una prueba de Dios. Él buscó perdón por cualquier error, como el miedo y la sospecha de los dos hombres al principio, y por cualquier error de juicio que hubiera podido cometer, como no ser imparcial. Dios perdonó a David y le recordó que era un regente en la Tierra, que debía gobernar con justicia y no seguir sus propios deseos. Los que se extravíen enfrentarán un castigo severo. Los cielos y la Tierra y todo lo que hay entre ellos no fue creado sin un propósito. Aquellos que hagan el bien no serán tratados igual que los malhechores. El bendito Corán ha sido descendido para que la humanidad pueda reflexionar sobre sus aleyas y aprender lecciones de ellas.
Aleyas 30 a 48: Salomón y Job
Dios le dio a David un hijo, Salomón, que fue un excelente siervo de Dios. Se obsesionó con sus hermosos caballos de carreras y se distrajo de recordar a Dios. Al darse cuenta de su error, envió a los caballos fuera de su vista (algunos eruditos dicen que los sacrificó). Salomón fue puesto a prueba y se enfermó tanto que parecía un esqueleto ambulante. Salomón se arrepintió y regresó a Dios; pidió perdón y más poder del que cualquier persona pudiera tener. Dios le dio poder sobre el viento y sobre los yinn.
Y recuerda al siervo de Dios Job cuando gritó angustiado porque Satanás lo había afligido con sufrimiento. Dios le dio agua fresca y restauró y multiplicó los familiares que lo habían abandonado. Dios alivió a Job del juramento que hizo de golpear a su esposa, instruyéndole que la golpeara con briznas de hierba[1]. Los siervos de Dios, Abraham, Isaac y Jacob fueron hombres de visión; Ismael, Elisha y Dhul Khifl fueron sobresalientes entre los hombres.
Aleyas 49 a 64: En el Más Allá
Este es un recordatorio, las puertas del Paraíso se abrirán a los justos y su provisión no terminará jamás. Por el contrario, los rebeldes y los malhechores arderán en el Infierno con otros castigos de diversa índole. Los seguidores serán arrojados después de los líderes a los que siguieron. Algunos suplicarán para que sus líderes sean doblemente castigados, y se preguntarán por qué aquellos que solían ridiculizar no estarán con ellos. La gente del Infierno continuará discutiendo y culpándose unos a otros.
Aleyas 65 a 88: Una conversación
El Profeta Muhammad debe decirles que él solo es un advertidor y que no existe más deidad que Dios. Él entrega un mensaje poderoso que ellos eligen ignorar, y no tiene conocimiento de lo que se discute en los cielos. El Profeta Muhammad solo sabe lo que le es revelado. La discusión fue entre Dios, los ángeles y Satanás. Dios les dijo a los ángeles que Él iba a hacer al ser humano de arcilla, y cuando lo había hecho ellos debían inclinarse ante él. Todos lo hicieron a excepción de Satanás (a veces llamado Iblís) porque era arrogante. Satanás se creyó mejor que Adán (el ser humano) porque estaba hecho de fuego en lugar de arcilla, así que Dios lo desterró y maldijo hasta el Día del Juicio Final. Satanás pidió un respiro hasta ese día y se le concedió. Él Le juró a Dios que usaría ese tiempo para desviar a los seres humanos, excepto a quienes fueran sinceramente devotos a Él. Dios le dijo a Satanás que escuchara la verdad: Él tiene la intención de llenar el Infierno con Satanás y todos sus seguidores.
El Profeta Muhammad debe decirle a la gente que el Corán es un recordatorio y que él no pide ningún pago ni pretende ser algo más que un hombre con un mensaje y una advertencia. Con el tiempo, todos sabrán que dice la verdad.
Pie de página:
[1] Los eruditos dicen que cuando la esposa de Job blasfemó, él juró que cuando estuviera recuperado la golpearía con cien latigazos. Luego se arrepintió de su precipitado juramento.
Agregar un comentario