Sura 3, Aali Imrán (La familia de Imrán) (parte 3 de 3)
Descripción: La paciencia y la fortaleza son recompensadas. Este mundo no es más que una ilusión transitoria.
- Por Aisha Stacey (© 2017IslamReligion.com)
- Publicado 02 Oct 2017
- Última modificación 02 Oct 2017
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Aleyas 130 a 145: Una prueba
Dios les advierte a los creyentes en contra de la usura (interés). Teman a Dios y obedézcanlo a Él y a Su Mensajero. Él ama a quienes llevan buenas vidas, dan con generosidad, controlan su ira y buscan perdón por sus pecados. Su recompensa es el perdón y el Paraíso. Viajen por el mundo y vean la historia de quienes no creyeron o rechazaron la verdad. El Corán es guía para todos los pueblos. No te sientas abatido si sufres, pues los días traen cosas diferentes, unos son mejores que otros. Dios espera ver a los verdaderos creyentes, aquellos que lucharán y permanecerán firmes.
El Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) fue un Mensajero, y otros como él pasaron por este mundo antes que él. Dios les pregunta a los creyentes si rechazarían el mensaje del Profeta Muhammad si muriera. Hacer eso no daña a Dios, nadie muere sin el permiso de Dios y cada quien muere a una hora predeterminada. Quienes trabajan por el bien de esta vida únicamente, obtendrán lo que Dios decida para ellos, y no tendrán participación en el Más Allá. Y a aquellos que trabajan por el bien de la Otra Vida, Dios les dará una parte en el Más Allá, junto con lo que Él decida para ellos en esta vida.
Aleyas 146 a 152: Permanezcan firmes
En el pasado, muchos profetas han luchado con firmeza por Dios, algunos con muchos seguidores, y no cedieron ante los adversarios ni ante la incredulidad. Ellos solo pidieron perdón y victoria sobre los incrédulos. Fueron recompensados en esta vida y una recompensa les espera en el Más Allá. Si los creyentes obedecen a los incrédulos, serán de los perdedores. Dios es tu protector y Él infundirá miedo en sus corazones. Dios se dirige a aquellos que lucharon en la batalla de Úhud, ellos perdieron el valor y desobedecieron una orden. Dios dice, algunos deseaban este mundo, otros el Más Allá, así que fueron derrotados. Fue una prueba. Ya han sido perdonados.
Aleyas 153 a 159: Dios perdona
Aquellos que huyeron de la batalla a pesar de que el Profeta Muhammad los estaba llamando, fueron recompensados solo con tristeza y angustia. Esto fue para enseñarles la lección de no afligirse por lo que pudo haber sido. Dios los perdonó y descendió calma para ellos, y algunos cayeron tranquilamente dormidos, pero otros estaban ansiosos y sospechaban de los motivos de Dios. Se le dijo al Profeta Muhammad que les diga que nada habría salvado a quienes estaban destinados a morir, ya fuera que hubieran luchado voluntariamente o no, incluso si se hubieran ocultado en sus casas. En el día de la batalla, quienes se alejaron lo hicieron por la influencia de Satanás sobre ellos. También fueron perdonados.
Se les recuerda a los creyentes no pensar que, si sus hermanos se hubieran quedado en sus casas en lugar de viajar o de luchar por la causa de Dios, habrían estado a salvo y no habrían muerto. Eso es un error. Dios tiene el control total sobre la vida y sobre la muerte. No hay motivo de arrepentimiento, porque ya sea que mueras en tu casa o que te maten, volverás a Dios. Por la misericordia de Dios, el Profeta Muhammad fue indulgente. Si los hubiera tratado con dureza, lo habrían abandonado. Se le dijo al Profeta Muhammad que los perdonara, que pidiera perdón por ellos y consultara con ellos. Tomen un curso de acción y luego confíen en Dios, eso es lo que Él ama.
Aleyas 160 a 168: ¿Verdaderos creyentes o hipócritas?
Si Dios te ayuda, nadie puede vencerte; pero si Él te abandona, nadie puede ayudarte. Por lo tanto, los creyentes deben poner toda su confianza en Dios. Es inconcebible que cualquier Profeta retuviera los botines de guerra de los fieles. Quien engaña a otros será responsable de ello ante Dios en el Día del Juicio.
Una persona que busca la complacencia de Dios no se comporta como una persona que ha incurrido en la ira de Dios. A los ojos de Dios, ambos están en niveles completamente distintos.
Fue un gran favor de Dios cuando el Profeta Muhammad fue hecho Mensajero para su pueblo. Él está entre ellos recitando el Corán, purificándolos y enseñándoles cómo comportarse aun cuando antes estaban claramente extraviados.
Lo que ocurrió el día de la batalla (Úhud) fue una prueba de Dios para ver quiénes son los verdaderos creyentes y quiénes eran los hipócritas. En ese día los hipócritas estuvieron más cerca de la incredulidad cuando dijeron con sus bocas lo que no estaba en sus corazones. Dios conoce lo que está oculto.
Aleyas 169 a 179: Gracia y generosidad
Aquellos que han muerto sirviendo a Dios no están muertos sino vivos y felices. Están recibiendo la gracia y la generosidad de Dios y saben que la recompensa de los creyentes no se perderá. Aquellos que se mantienen fieles después de sufrir la derrota tendrán una gran recompensa. Quienes ignoraron las palabras de los hipócritas que trataban de infundir miedo, no sufrieron daño, sino que recibieron la gracia y la generosidad de Dios. Dios revela que fue Satanás tratando de infundir miedo, pero les recuerda a los creyentes que no le teman a él. Dios ordena: "Solo témanme a Mí".
Dios le dice al Profeta Muhammad que no se aflija por quienes regresan a la incredulidad. Ellos no le causan ningún daño a Dios y hallarán un tormento terrible esperándolos en el Más Allá. Aquellos que intercambian la fe por la incredulidad también enfrentarán un castigo feroz. Algunos incrédulos han recibido más tiempo en esta Tierra, pero no como recompensa, sino para que aumenten el peso de sus pecados. Dios separará a los creyentes de los hipócritas, pero no revelando lo oculto. Si quieres saber sobre lo oculto, sabe esto: Dios escoge a quien Él quiere para que sea Mensajero, así que cree en Dios y en Su Mensajero, y protégete del mal.
Aleyas 180 a 195: Una ilusión
Quienes son tacaños cuando dan caridad, encontrarán lo que retengan colgando de sus cuellos en el Día del Juicio. Se les pregunta a los Hijos de Israel acerca de haber matado a sus profetas, y se les recuerda el fuego que les aguarda. Alejarse del fuego y ser admitido en los jardines del Paraíso es el verdadero éxito, y la vida de este mundo terrenal no es más que una ilusión y una prueba. El creyente sufrirá mucho abuso de manos de la Gente del Libro y de los politeístas. Cuando Dios les encargó a la Gente del Libro que divulgaran Su mensaje, lo ocultaron y lo vendieron por un precio insignificante. Fue un mal negocio, y se les pagará en su totalidad con un tormento agonizante.
Dios tiene poder sobre todas las cosas; la creación del universo y su precisión son señales para quienes comprenden. Quienes recuerdan a Dios son los que entienden, ellos creen en Dios y en Su promesa del Paraíso, y piden perdón. Cuando claman a Dios, Él les responde prometiéndoles que sus buenas obras jamás se perderán, y que quienes han tenido que huir de sus hogares o fueron expulsados o sufrieron por la causa de Dios, serán recompensados con el Paraíso.
Aleyas 196 a 200: Paciencia recompensada
No se perturben con la libertad y la facilidad de los incrédulos, su disfrute será breve y su destino final es el Infierno. Los creyentes obtendrán el Paraíso. Entre la Gente del Libro hay quienes creen en Dios y Sus revelaciones con sumisión, es decir, aceptan con sinceridad el Islam; ellos recibirán su recompensa. Se les recuerda a los creyentes ser conscientes de Dios, pacientes y firmes.
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