Oved ben Aharon, exjudío, Estados Unidos (parte 4 de 4)
Descripción: 25 años de reflexión y evaluación de la comunidad judía y de su tradición, y estudios profundos dentro de las Yeshivas de Jerusalén, llevaron finalmente a Oved hacia el Islam. Cuarta parte: El Islam y la comunidad musulmana, el Dios verdadero y la entrada a la fe verdadera.
- Por Oved ben Aharon
- Publicado 14 Aug 2017
- Última modificación 20 Aug 2017
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En una época en la que yo anhelaba saber si Dios redimiría al pueblo judío de nuestro exilio, mi investigación de ese tema me llevó a la respuesta de que la mayoría de los judíos del mundo dijeron que no o no les importaba, me llegó el pensamiento de que quizás la otra Mesorah (los otros descendientes de Abraham y su tradición) es realmente el mensaje que Dios quería que Abraham transmitiera. Recordemos el núcleo de ese mensaje: Existe Un Dios. ¿Y quién está proclamando hoy día, en voz alta y de forma inequívoca, que hay Un Solo Dios Verdadero? Un amigo mío en Boston me animó a visitar el sitio web de su sinagoga, y le propuso a mi familia que se mudara a su comunidad. El sitio web no tiene ninguna referencia a Dios, y en su lugar dice que la congragación es embajadora de la Torá. En contraste, el sitio web de la comunidad musulmana enfatiza que el mensaje del Islam es la existencia de Un Dios.
No solo los conversos al judaísmo se convierten por la cultura y no por Dios, sino que la entrada en el camino judío tiene un costo. Por ejemplo, la familia judía de un amigo nuestro recientemente adoptó una niña de dos años de edad y tienen que convertirla formalmente al judaísmo. La mujer es hija de un rabino muy respetado, pero para demostrar que su párvula era seria en cuanto a su conversión, tuvo que pagar una cuota de 800 dólares adicional a los gastos de viaje desde y hacia Chicago para la inmersión ritual de la conversión. Comparemos esto con la entrada al Islam, que se lleva a cabo sin ningún costo monetario, solo requiere la declaración sincera de que no hay divinidad sino solo Al‑lah y que Muhammad es Su Profeta. ¿Cuál de estos dos fue el camino de Abraham, cobrar dinero o declarar su creencia?
Durante toda mi vida, desde la juventud a la adultez, los asuntos espirituales han sido importantes para mí, y he sido inquieto en mi búsqueda de Dios. Ya no estoy inquieto, estoy agradecido porque Él ha sido paciente conmigo y me ha llevado de una forma que era necesaria para que yo aceptara y comprendiera el Islam. Es difícil para mí dejar atrás una tradición que fue mi identidad y mi vida entera, pero es así como trabaja Dios, Él les pide a Sus verdaderos fieles que se sometan a Su voluntad y dejen su vida atrás, así como lo hizo Abraham. He retado a mis amigos y a otros a evaluar objetivamente cuáles de los descendientes de Abraham están actuando como una nación sagrada, la nación de Sabras (Israel), compuesta de una cultura de ateísmo militante e inmoralidad; o la nación de las dos mezquitas, compuesta de una cultura y una vida gobernadas por la voluntad de Dios como fue revelada en el Corán. Reto a mis amigos a evaluar quiénes de entre los hijos de Abraham visten y actúan con modestia, simplemente vayan a un zoológico en un área metropolitana grande y comparen a las mujeres que cubren su cabello ya sea con el sheitel (peluca) o con el hiyab, y vean quién se lo pone de forma arrogante como símbolo cultural de la modestia, pero vistiendo una falda corta y ropa ajustada. Reto a mis amigos a evaluar objetivamente cuáles de los hijos de Abraham siguen la advertencia de Dios de no oprimir a su hermano, la congregación que cobra miles de dólares por la membresía o de lo contrario no se le concederá un asiento durante las fiestas, o la congregación donde las oraciones de los pobres son preferidas por Dios. Para un ejemplo diario sobre no oprimir al hermano, miremos los costos de la comida kosher que pueden devastar económicamente a los judíos más devotos. Nuestro padre Abraham se avergonzaría de leer la edición de junio/julio de 2013 de la revista Hadassah, uno de cuyos artículos pone de relieve el camino del arcoíris a Tel Aviv, Israel, como la capital homosexual de Oriente Medio con su actitud de "así es la vida".
Hay numerosos ejemplos que pueden darse, pero sin duda mis amigos ignorarán el comportamiento predominante de la comunidad musulmana mundial, y se enfocarán en su lugar en ese 0,00000005% de fundamentalistas que ignoran la voluntad de Al‑lah, Quien dice en el Corán que no cabe coacción en la religión. Los reto a todos a detenerse, hacer una pausa y evaluar con seriedad su comunidad y su posición con Dios, y a evaluar la posición del pueblo y la nación judíos con Dios. Aléjense de la Mesorah desviada que ha llevado a Israel a convertirse en la nueva Sodoma y Gomorra, y retírense de la Mesorah desviada que ha hecho de las fiestas judías y los festivales de Sabbath una muestra de glotonería y derroche con numerosos juegos de platos de comidas excesivamente costosas. La auténtica Mesorah de Abraham todavía existe hoy en día, y esa nación se prosterna cinco veces al día en oración para proclamar que solo hay Un Dios, la misma nación que acepta sobre sí un ayuno de un mes de duración, para recordarnos que los pobres a menudo sufren hambre, pero que Dios ama a los pobres y sus oraciones. Sé valiente y aléjate tú mismo (Lekh Lekha) de la Mesorah desviada de la indulgencia donde la "elegibilidad" está definida por los logros materiales y culturales, y sométete a Dios. Haz a un lado los costosos Tefillin y Tallitot, que Dios no te exige para la oración. La oración no se limita a aquellos que pueden costearse los artículos rituales, ni a aquellos que pueden costearse vivir en un área donde pueden reunirse 10 judíos para la oración. Dios quiere tus oraciones, no importa dónde estés ni con cuántos te reúnas.
Durante años nunca pensé en convertirme al Islam, porque los rabinos y otras personas me habían dicho que el Islam no acepta que judíos se conviertan. Pero un día vi un documental en Al Jazeera acerca de Muhammad Assad, cuyo nombre anterior era Leopold Weiss, un judío alemán que se convirtió al Islam. Esto me intrigó y comencé a estudiar el Islam, y encontré que no es lo que los medios y otros dicen que es. El punto de quiebre para mí fue escuchar la historia del ascenso de Muhammad al cielo, cuando Al‑lah le informó que la oración es obligatoria, y que Muhammad y sus seguidores debían orar 50 veces al día. Cuando Muhammad regresó, lo detuvo el Profeta Moisés, mi Profeta, quien le dijo que eso era demasiado, que a él le había costado mucho lidiar con Israel para que cumplieran con sus oraciones obligatorias, y que debía regresar con Al‑lah para que redujera el número de oraciones a fin de no sobrecargar a la gente. Reconocí la voz de Moisés, su personalidad de discutir con Dios, y no tuve duda en mi mente de que esta conversación entre Moisés y Muhammad ocurrió realmente. Cuando decidí decir la Shahada, la declaración de que no existe deidad excepto Al‑lah, y que Muhammad es Su Profeta, mi alma regresó a lo que siempre supo que era la verdad.
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