Creencia en Dios (parte 1 de 3)
Descripción: El Centro del Credo Islámico: la creencia en Dios, Su adoración, y los medios a través de los cuales uno puede encontrar a Dios.
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- Publicado 31 Mar 2008
- Última modificación 02 Jun 2013
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Introducción
En el corazón del Islam yace la creencia en Dios.
El Centro del Credo Islámico es dar fe de la frase, La ilaha íl-la Allah, “No existe verdadera deidad que merezca veneración aparte de Dios.” Esta creencia, llamada tauhîd, es el eje sobre el cual gira el Islam. Además, es el primero de los dos testimonios por el cual una persona se convierte en musulmana. Esforzarse por conseguir la certeza en la unicidad, o tauhîd;es el eje de la vida del musulmán.
Para muchos no-musulmanes, el término Allah, nombre para Dios en árabe, se refiere a una extraña y distante deidad adorada por los árabes. Algunos hasta piensan que es un “dios pagano de la luna”. Sin embargo, en árabe, la palabra Allah significa simplemente “la Divinidad”, el Único y Verdadero Dios. Incluso los judíos y cristianos que hablan en árabe se refieren al Ser Supremo como Allah.
Encontrando a Dios
Filósofos de Occidente, místicos del este así como también científicos de la actualidad, intentan llegar a Dios a su manera. Los místicos hablan de un Dios que se encuentra a través de las experiencias espirituales, un Dios, que forma parte del mundo y reside dentro de Su creación. Los Filósofos buscan a Dios a través de la razón, y a menudo hablan de Dios como un distante admirador que no muestra interés en Su creación. Un grupo de filósofos enseñan agnosticismo, ideología que sostiene que uno no debe afirmar ni rechazar la existencia de Dios. En definitiva, un agnóstico afirma que debe poder percibir a Dios directamente para tener fe en él. Dios ha dicho:
“Y dicen los que no saben: ¿Por qué no nos habla Allah o nos da una señal? Así dijeron quienes les precedieron; sus corazones se semejan.” (Corán 2:118)
El argumento no es nada nuevo; las personas en el pasado y el presente han objetado lo mismo.
De acuerdo al Islam, la forma correcta de encontrar a Dios es a través de las enseñanzas de los Profetas. El Islam sostiene que los Profetas fueron enviados por Dios mismo a lo largo de los años para guiar a los seres humanos hacia Él. Dios dice en el Sagrado Corán que el camino correcto para alcanzar la fe es observar Sus signos, que apuntan hacia él.
“Hemos evidenciado los signos para quienes creen con certeza.” (Corán 2:118)
A menudo, se menciona el trabajo de Dios en el Corán como fuente de revelación divina. Cualquiera que observe la naturaleza y todas sus maravillas con los ojos y el corazón abiertos verá los inconfundibles signos del Creador.
“Dice: Ve por el mundo y contempla como Él ha creado al hombre en primera instancia: y de este modo, también, Dios te brindara tu segunda vida – ya que verdaderamente, Dios tiene el poder de hacer lo que desee.” (Corán 30:20)
El trabajo de Dios esta también presente en lo individual:
“Por cierto que en la Tierra hay signos para quienes creen con certeza. Y también en vosotros mismos. ¿Acaso no reflexionáis?” (Corán 51:20-21)
Creencia en Dios (parte 2 de 3)
Descripción: Los primeros dos aspectos acerca del significado de la creencia en Dios, concretamente, son la creencia en Su existencia y la creencia en Su Liderazgo Supremo.
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La Creencia en Dios según el Islam consiste en cuatro puntos:
(I) Creencia en la existencia de Dios.
(II) Dios es el Ser Supremo.
(III) Sólo a Dios se debe adorar.
(IV) Dios es conocido por Sus hermosos nombres y sublimes atributos.
(I) Creencia en la Existencia de Dios
La existencia de Dios no requiere prueba alguna ni argumento científico, matemático o filosófico. Su existencia no es un ‘descubrimiento’ a realizarse por medios científicos o un teorema matemático para ser probado. Simplemente, el sentido común da fe de la Existencia de Dios. Al ver un barco uno sabe que tiene un constructor, y de la misma manera al ver el cosmos se puede intuir que tiene un Creador. La existencia de Dios también se comprende a través de Su respuesta a las plegarias, milagros concedidos a los profetas y las enseñanzas morales en todas las escrituras reveladas.
En el Islam, el ser humano no es visto como una criatura pecadora a quien el mensaje del cielo ha sido enviado para purificarlo del pecado original, sino como un ser puro en su naturaleza primordial (al-fitrah), una impronta en su alma que yace profundamente bajo capas de negligencia. Los humanos no nacen pecadores, sino débiles y olvidadizos como Dios ha dicho:
“¿No soy yo tu Señor? Ellos dijeron: ‘Sí, damos fe.’” (Corán 7:172)
En este versículo, “ellos” se refiere a todos los seres humanos, hombres y mujeres. El ‘Sí’ confirma nuestra afirmación de la unicidad de Dios en un estado precósmico. La doctrina islámica sostiene que los hombres y las mujeres aún cargamos con el eco de este ‘Sí’ en lo profundo de nuestras almas. El llamado del Islam está dirigido a esta naturaleza primordial, que dice ‘Sí’ desde antes que habitara la Tierra. El conocimiento de que el universo posee un creador es algo instintivo en el Islam y por lo tanto, no requiere prueba alguna. Científicos como Andrew Newberg y Eugene D’Aquili, de la Universidad de Pensilvania y pioneros en su investigación neurológica de la religión, dicen “Estamos sujetados por Dios.”[1]
El Sagrado Corán pregunta retóricamente:
“¿Puede haber alguna duda acerca de Dios, el Creador de los cielos y de la tierra?” (Corán 14:10)
Uno debe preguntarse, ‘si creer en Dios es natural, entonces ¿Por qué algunas personas no lo hacen?’ La respuesta es simple. Cada ser humano tiene una creencia innata en su Creador, pero esta creencia no es resultado del aprendizaje o la deducción personal del pensamiento. Con el paso del tiempo, las influencias externas ocultan y afectan esta creencia innata y confunden a la persona. Por lo tanto, el propio entorno y crianza disimulan la naturaleza primordial de la verdad. El Profeta del Islam, que Dios le de paz, dijo:
“Cada niño nace en un estado de fitrah (sumisión y fe natural en Dios), luego sus padres lo convierten en judío, cristiano, o pagano.” (Sahih Muslim)
A menudo, estas confusiones se dan cuando la persona enfrenta una crisis espiritual y queda indefenso y vulnerable.
(II) Dios es el Ser Supremo
Dios es el único Amo del cielo y la tierra. Es el Amo del universo físico y el Legislador de la vida humana. Él es el Amo de cada hombre, mujer y niño. Históricamente, sólo una minoría ha negado la existencia de Dios, lo que significa que a través del tiempo la gente, abrumadoramente, ha creído en Dios como Ser Supremo y Creador Natural. Ese Dios es el Amo, especialmente en los siguientes significados:
Primero, Dios es el Único Amo y Gobernador del universo. Amo significa que Él es el Creador, Controlador, y Dueño del Reino del cielo y la tierra; Le pertenecen exclusivamente a Él. Él le dio vida a lo que no existía, y toda la existencia depende de Él por su conservación y continuidad. Él creó el universo pero no lo abandonó a que siguiera su curso en el caos y la anarquía. El poder de Dios está presente a cada momento, sustentando a todas las criaturas. La creación no tiene otro Amo más que Él.
“Pregúntales: ¿Quién os sustenta con las gracias del cielo y de la tierra? ¿Quién os agració con el oído y la vista? ¿Quién hace surgir lo vivo de lo muerto y lo muerto de lo vivo? ¿Quién tiene bajo su poder todas las cosas? Responderán: ¡Allah! Di: ¿Acaso no Le vais a respetar?” (Corán 10:31)
Él es el Eterno Rey y Salvador, el Amado Dios, pleno de sabiduría. Nadie tiene el poder de cambiar Sus decisiones. Ángeles, profetas, seres humanos, y los reinos mineral, animal y vegetal están bajo Su control.
Segundo: Dios es el Único Amo de los asuntos del hombre. Dios es el Legislador Supremo,[2] el Juez absoluto, y Él evidencia lo que es bueno y lo que es malo. Así como el mundo físico se somete a su Amo, lo seres humanos deben someterse a las enseñanzas morales y religiosas de su Amo, el Señor que separa el bien del mal en ellos mismos. En otras palabras, solamente Dios posee la autoridad de establecer leyes, fijar los actos de adoración, decidir moralidad y establecer niveles de interacción y comportamiento humanos:
“Ciertamente vuestro Señor es Allah, Quien creó los cielos y la tierra en seis días, luego se estableció sobre el Trono. Hace que la noche y el día se sucedan ininterrumpidamente. Y creó el sol, la luna y las estrellas, sometiéndolas a Su voluntad. ¿Acaso no Le pertenece la creación y Él es Quien dictamina las órdenes según Le place? ¡Bendito sea Allah, Señor del Universo!” (Corán 7:54)
Creencia en Dios (parte 3 de 3)
Descripción: El tercer y cuarto aspecto acerca del significado de la creencia en Dios, concretamente, es la creencia de que solamente Él debe ser adorado y conocido como Dios a través de Sus nombres y atributos.
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(III) Solamente Dios debe ser adorado
El Islam pone mucho mas énfasis en como la creencia en Dios se traduce en una vida pacífica, virtuosa, moral, y no en la prueba de Su existencia a través de complejidades teológicas. De este modo, el lema islámico es que el mensaje primario entregado por los profetas tuvo como objetivo evidenciar la voluntad de Dios y la forma de adorarle, y no dar pruebas materiales de su existencia:
“Y por cierto que a todos los Mensajeros que envié antes de ti [¡Oh, Muhámmad!] les revelé que no existe más divinidad que Yo, ¡Adoradme sólo a Mí!” (Corán 21:25)
Dios tiene el derecho exclusivo de ser adorado interior y exteriormente, por nuestro corazón y nuestros miembros. No solo nadie debe ser adorado aparte de Él, sino que absolutamente nadie debe ser adorado junto con Él. Él no tiene compañeros o socios. Rendir culto, en su sentido exhaustivo y en todos sus aspectos, se le debe a Él solamente.
“Vuestra divinidad es Única, no hay otra salvo Él, Clemente, Misericordioso.” (Corán 2:163)
El derecho de Dios a ser adorado no puede ser más claro y enfatizado. Es el sentido esencial del testimonio de fe musulmán: La ilaha íl-la Allah. Una persona se convierte en musulmana afirmando este derecho divino. Es la clave de la creencia islámica en Dios, de todo el Islam. Fue el mensaje central de todos los profetas y mensajeros enviados por Dios – el mensaje de Abraham, Isaac, Ismael, Moisés, los profetas hebreos, Jesús y Muhámmad, que Dios les de paz. Por ejemplo Moisés declaró:
“Escucha, Israel: Yavé, nuestro Dios, es un Dios único.” (Deuteronomio 6:4)
Jesús repitió el mismo mensaje 1500 años mas tarde cuando dijo:
“Jesús le contestó: «El primer mandamiento es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es un único Señor.’” (Marcos 12:29)
Y recordó a Satanás:
“Aléjate, Satanás, porque dice la Escritura: Adorarás al Señor tu Dios, y a Él solo servirás.” (Mateo 4:10)
Finalmente, la llamada de Muhámmad 600 años después de Jesús, en las colinas de Meca:
“Vuestra divinidad es Única, no hay otra salvo Él, Clemente, Misericordioso.” (Corán 2:163)
Todos los profetas declararon claramente:
“¡Oh, pueblo mío! Adorad solamente a Allah, pues no existe otra divinidad salvo Él.” (Corán 7:59, 65, 73, 85; 11:50, 61, 84; 23:23)
¿Qué es la adoración?
La adoración en el Islam consiste en cada acto, creencia, declaración o sentimiento del corazón que Dios aprueba y ama; todo lo que acerque a la persona hacia su Creador. Incluye la adoración ‘externa’ como los rituales de las oraciones diarias, el ayuno, la caridad y la peregrinación, así como también la adoración ‘interna’ como la fe en sus seis pilares, la reverencia, el amor, la gratitud y la confianza. Dios debe ser adorado en cuerpo, mente y alma, y esta adoración queda incompleta a no ser que se haga con cuatro elementos: temor reverencial a Dios, amor divino y adoración, esperanza en la recompensa divina y humildad.
Uno de los más grandes actos de adoración es la plegaria, invocar a Dios. El Islam especifica que la plegaria debe ser dirigida sólo a Dios. Quien tiene control total del destino de cada hombre y puede satisfacer sus necesidades y remover sus aflicciones. Dios, según el Islam, se reserva el derecho a la plegaria para Sí mismo:
“No invocaré en vez de Allah a lo que no puede beneficiarme ni perjudicarme, porque de hacerlo me contaría entre los inicuos.” (Corán 10:106)
Darle a otros - profetas, ángeles, Jesús, Maria, ídolos o la naturaleza- una porción de nuestra adoración que debe ser esencialmente destinada a Dios, como una plegaria, se llama Shirk: idolatría, y es el pecado más grande de todos. El Shirk es el único pecado que Dios no perdona de quien no se arrepiente, porque niega esencialmente el propósito de la creación.
(IV) Dios es conocido por Sus Nombres más hermosos y Sublimes Atributos
Dios es conocido en el Islam por sus hermosos Nombres y sublimes Atributos como aparecen en los textos revelados, sin la deformación o negación de sus obvios significados, ni pensando en ellos como en términos humanos.
“A Allah pertenecen los Nombres más sublimes, invocadle pues con ellos.” (Corán 7:180)
Por lo tanto, es inapropiado utilizar los nombres: Primera Causa, Autor, Sustancia, Ego Puro, Absoluto, Idea Pura, Concepto Lógico, Desconocido, Inconsciente, Ego o Gran Hombre para describir a Dios. Simplemente no es como Él se ha descrito a Sí mismo. En cambio, los nombres de Dios indican Su majestuosidad, belleza y perfección. Dios no olvida, no duerme, ni se cansa. Él no es injusto, no tiene hijo, madre, padre, hermano, socio, o ayudante. No engendró ni fue engendrado. No necesita a nadie ya que es perfecto. No se convierte en humano para ‘entender’ nuestro sufrimiento. Dios es el Todopoderoso (al-Qawi), El Único (al-Áhad), El que acepta el arrepentimiento (al-Tawwaab), El Compasivo (al-Rahim), El Viviente (al-Hai), El Sustentador del universo (al-Qayyum), El que todo lo sabe (al-‘Alim), El que todo oye (al-Sami’), El que todo ve (al-Basir), El Perdonador (al-‘Afuw), El que ayuda (al-Nasir), El que sana a los enfermos (al-Shaafi).
Los dos nombres mas frecuentemente invocados son “El Compasivo” y “El Misericordioso”. Todos menos uno de los capítulos de las escrituras coránicas comienzan con la frase, “En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso”. Esta frase es utilizada por los musulmanes más que el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo en las invocaciones cristianas. Los musulmanes comienzan con el Nombre de Dios y se recuerdan a sí mismos sobre la compasión y misericordia de Dios cada vez que comen, beben, escriben una carta o realizan cualquier acción importante.
El perdón es una importante dimensión en la relación humana con Dios. Los seres humanos son débiles y propensos a pecar, pero Dios con Su sensible Compasión, perdona. El Profeta Muhámmad dijo:
“La Compasión de Dios es mayor que Su ira.” (Sahih Al-Bujari)
Junto a los nombres divinos “El Compasivo” y “El Misericordioso,” los nombres “El Perdonador” (al-Ghafur), “El siempre misericordioso” (al-Ghaf-faar), “El que acepta el arrepentimiento” (at-Tawwaab) y “El Perdonador” (al-Afuw) están entre los mas utilizados en las plegarias musulmanas.
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