La salida de Egipto: La historia de la pascua en el Corán
Descripción: Una de las historias más recurrentes en el Corán es la de la esclavitud de los Hijos de Israel y su liberación del Faraón de Egipto.
- Por Shahul Hameed (ReadingIslam.com)
- Publicado 12 Aug 2013
- Última modificación 16 Jul 2024
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Muchos judíos podrían sorprenderse al saber que el Islam, como fue predicado por Muhammad (que la paz y las bendiciones de Dios sean con él), es la misma religión predicada por Abraham, así como la de todos los demás profetas mencionados en la Tora y la Biblia. Los musulmanes honran a todos los profetas de los judíos: Abraham, Jacob, José, Moisés, David y Salomón, entre otros, así como a sus propios profetas; y creen que todos ellos predicaron el mismo mensaje, es decir, la creencia en la Unidad y la Unicidad de Dios.
He aquí cómo Dios le ordenó a Muhammad que mantuviera la creencia en la Unidad y la Unicidad de Dios, que fue sostenida por el Profeta Abraham:
"A ti [¡oh, Muhammad!] te he inspirado: ‘Sigue la religión pura monoteísta de Abraham, que jamás fue de los idólatras’". (Corán 16:123)
Es de subrayar que en todo el Corán no hay historia que sea tan recurrente y enfatizada como la historia de la esclavitud de los Hijos de Israel y su subsecuente liberación del Faraón de Egipto. El Corán cita a Moisés diciéndole a su pueblo:
"¡Oh, pueblo mío! Recuerden las bendiciones que Dios les concedió al hacer que surgieran entre ustedes Profetas y poderosos, y los bendijo con gracias que no concedió a nadie de sus contemporáneos". (Corán 5:20)
Fue Moisés, con la ayuda y la guía de Dios Todopoderoso, quien los llevó fuera de Egipto hacia una tierra prometida. Dios en el Corán dice:
"¡Oh, Pueblo de Israel! Recuerden los beneficios con que los agracié y cómo los distinguí sobre los demás pueblos [de su época]. Y teman el día en que ninguna persona pueda beneficiarse de otra ni se acepte intercesión o compensación alguna, y nadie sea auxiliado. Y [recuerden] cuando salvé a sus antepasados de las huestes del Faraón, que los sometían a crueles castigos; degollaban a sus hijos varones [recién nacidos] y dejaban con vida a sus hijas mujeres [para sojuzgarlas]. Esto era una prueba difícil de su Señor. Y [recuerden] cuando dividí el mar y los salvé, ahogando a las huestes del Faraón delante de sus propios ojos". (Corán 2:47-50)
La historia es narrada en otro punto del Corán, donde podemos leer estos versículos:
"Hice que los Hijos de Israel cruzaran el mar. Pero el Faraón y su ejército los persiguieron injustamente, empujados por el odio. Cuando [el Faraón] sintió que se ahogaba y no tenía salvación, dijo: ‘Creo en una única divinidad como lo hace el pueblo de Israel, y a Él me entrego’. ¿Ahora crees? Mientras que antes eras de los rebeldes [a Dios] y de los que sembraban la corrupción. Conservaré tu cuerpo [luego de que te ahogues] y te convertirás en un signo para que reflexionen las generaciones que te sucedan. Pero muchas personas son indiferentes a Mis signos. Establecí al pueblo de Israel en un lugar próspero y lo sustenté con las cosas buenas de la vida. Pero cuando se les presentó la revelación, algunos creyeron y otros no. Tu Señor los juzgará el Día de la Resurrección acerca de lo que discrepaban". (Corán 10:90-93)
Los tormentos infligidos a los Hijos de Israel por parte del Faraón eran continuos y duros, y por ello Dios envió a Sus profetas Moisés y Aarón (la paz sea con ellos) para advertirle al tirano que dejara de oprimir a los Hijos de Israel y los liberara.
Pero él fue arrogante y se negó a liberar a los judíos, hasta la última de las plagas que Dios envió como castigo.
Bajo la guía divina, los israelitas huyeron de Egipto, mientras el Faraón y sus hombres los perseguían. Parecía que su viaje terminaría en el Mar Rojo, que les impedía escapar, pero ocurrió un milagro cuando Moisés golpeó el agua con su cayado: las olas del Mar Rojo se separaron y los israelitas corrieron a lo largo del paso entre las aguas abiertas. El Faraón y sus soldados los siguieron, pero en cuanto los israelíes alcanzaron la otra orilla, el mar se cerró engullendo a sus perseguidores. De ese modo los israelitas fueron liberados de la esclavitud, y el Faraón y su pueblo perecieron.
Cuando el Profeta Muhammad llegó a Medina en el décimo día del mes lunar de Muharram, encontró que los judíos estaban ayunando.
"El Profeta les preguntó por qué ayunaban ese día, y ellos le explicaron que ese era el día en que Dios salvó a los Hijos de Israel del Faraón, y que Moisés ayunó ese día en agradecimiento. El Profeta dijo: ‘Nosotros tenemos más derecho a Moisés que ustedes’. Él ayunó ese día y les ordenó a los musulmanes que ayunaran ese día". (Sahih Al Bujari)
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