Instinto, ciencia y religión (parte 1 de 2): El autosacrificio en animales
Descripción: Los instintos, como el autosacrificio, son científicamente inexplicables y son suficientes para “derrumbar” la teoría de selección natural, como el mismo Darwin mencionara. Parte 1: El problema del instinto y los ejemplos del reino animal.
- Por A.O.
- Publicado 25 Oct 2010
- Última modificación 25 Oct 2010
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Los seres vivos tienen que reproducirse para perpetuar sus especies. Sin embargo, la reproducción en sí misma muchas veces es insuficiente porque, si los seres vivos fallan al proveer los cuidados adecuados a su descendencia, el recién nacido no puede sobrevivir. En otras palabras, si los seres vivos no sienten la necesidad de proteger y cuidar a sus descendientes y no lo hacen de manera exitosa, las criaturas recién nacidas no se podrían cuidar solas y morirían rápidamente.
Cuando observamos la naturaleza, vemos que la mayoría de los seres vivos muestran un autosacrificio sorprendente para proteger y brindar el mejor de los cuidados a su prole. A veces de manera desinteresada, incomparable con cualquier otra forma de sacrificio mostrado por los seres humanos. Además, estos seres vivos arriesgan sus vidas por su prole sin dudarlo ni un momento. La pregunta es, ¿cómo se desarrolló dicho autosacrificio en los animales?
Los evolucionistas afirman que el autosacrificio demostrado por los seres vivos, especialmente hacia su descendencia, es un comportamiento instintivo. ¿Entonces, qué significa la palabra “instinto”?
Los evolucionistas la definen como un sentido de intuición inherente a los seres vivos. Ellos afirman que una voz interna susurra a una araña, un pájaro, un león o un pequeño insecto que debe practicar el autosacrificio para mantener la existencia de las generaciones venideras. En respuesta a una pregunta con respecto a la fuente de esta voz, ellos dicen desesperadamente “la madre naturaleza”. En la opinión de los evolucionistas, cada fenómeno en la naturaleza es un milagro de la naturaleza.
Sin embargo, es evidente que esta afirmación es fútil y no tiene sentido, porque la naturaleza, en sí misma, ya es una entidad creada consistente en piedras, flores, árboles, ríos y montañas familiares para todos nosotros. Es obvio que estas entidades no pueden reunirse para darle a un ser viviente una nueva característica, que es producto de la inteligencia.
De hecho, incluso Darwin era consciente de esta falla lógica desde el comienzo. En su libro El Origen de las Especies, que escribió en 1859, él mismo expresó sus propias dudas sobre su teoría con las siguientes palabras:
“He pensado que sería más conveniente tratar este tema por separado, especialmente en el caso de lo maravilloso que un instinto puede ser, como el de la abeja de colmena al fabricar sus celdas y que aparecerá, para muchos lectores, como una dificultad suficiente para derribar mi teoría en su totalidad”. (Charles Darwin, El Origen de las Especies, pág. 233)
La investigación llevada a cabo por los científicos en seres vivos ha revelado que ellos viven en una armonía, coordinación y colaboración asombrosa. Donde miramos podemos ver ejemplos de esto: algunos pequeños pájaros emiten un sonido de alarma cuando ven a un ave de rapiña, como un halcón o un águila, acercarse a la bandada, para advertir a sus compañeros sobre este peligro. Al hacerlo, ellos atraen la atención del atacante. Este comportamiento reduce considerablemente las oportunidades de sobrevivir de este pájaro que emitió la alarma. Pero, a pesar de esto, el pájaro pone su propia vida en riesgo por los cientos de vidas de los demás pájaros de la bandada.
La mayoría de los animales realiza algún tipo de autosacrificio por sus crías. Por ejemplo, el período de incubación de los pingüinos es durante el invierno. Los pingüinos hembras ponen sólo un huevo, dejan la incubación a los hombres, y regresan al mar. Durante los cuatro meses de incubación, el pingüino macho tiene que resistir tormentas de vientos polares que a veces alcanzan los 120 Km. por hora. Realizando grandes sacrificios, durante cuatro meses completos, sin abandonar al huevo, el pingüino macho pierde la mitad de su peso corporal debido a la falta de comida. Aunque se encuentra privado durante meses, no sale a cazar y resiste las tormentas violentas sin abandonar el huevo en ningún momento. Al finalizar los cuatro meses, el pingüino hembra aparece con una gran cantidad de alimentos. Ella no ha perdido el tiempo, sino que ha estado trabajado por su cría y ha almacenado alimentos para ella. Ella vacía su estómago y comienza a cuidar a su cría.
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