Capítulo 11, Hud (parte 2 de 2)
Descripción: Breve comentario sobre la sura 11 (aleyas 1 a 60) del Sagrado Corán. Se presentan las historias de grandes profetas como Lot, Abraham y Moisés, y las consecuencias que sufrieron aquellos que rechazaron su mensaje.
- Por Imam Mufti
- Publicado 02 Jan 2017
- Última modificación 25 Jun 2019
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Aleyas 61 a 68: La historia de Salih
Los lugares de residencia del pueblo de Salih, Zamud, están situados en algún punto entre Hiyaz y Siria, en la parte sureste de Madián, que está situada al este del Golfo de Aqaba. Esculpidas en piedra, sus construcciones aún se conservan.
El mensaje de Salih fue similar al de Noé y al de Hud. Además, Dios le dio el milagro de hacer surgir una camella de entre las colinas para probar que él era un verdadero Profeta de Dios, y Salih advirtió a su pueblo que no le hicieran daño a la camella. Sin embargo, ellos la mataron, provocando así la ira de Dios en forma de un estruendo celestial que los dejó muertos boca abajo en sus hogares.
Aleyas 69 a 76: La historia de Abraham
Nacido en Irak, Abraham se estableció en la ciudad de Ur. Viajó a Harán al norte de la Península Árabe y luego a Palestina con su esposa Sarah y su sobrino Lot. Debido a la sequía, se trasladaron luego a Egipto. Lot regresó con Abraham de Egipto, pero se separaron debido a que la tierra no era suficiente para sus dos rebaños. Lot se estableció hacia el Mar Muerto, cerca de Sodoma y Gomorra.
Abraham tenía tres hermosos rasgos de carácter: era tolerante, se arrepentía y tenía un corazón suave.
Él fue rápido en atender a unos comensales inesperados (ángeles de Dios) que le llevaron noticias. La primera, que la destrucción del pueblo de Lot era inminente. Y la segunda, el nacimiento del segundo hijo de Abraham, Isaac, de su esposa anciana, y su nieto Jacob. Abraham hace un intento inútil por alejar a los ángeles de Lot.
Aleyas 77 a 83: La historia de Lot
Tan hospitalario como su tío, Lot está angustiado al ver que sus huéspedes jóvenes y atractivos inmediatamente fueron objeto del deseo de su pueblo, que quería sodomizarlos. Lot intenta razonar con la gente haciendo hincapié en que había mujeres disponibles para el matrimonio, para que así no agredan a sus invitados. Sintiéndose incapaz de proteger a sus huéspedes, los ángeles consolaron a Lot diciéndole que él no sería lastimado. Decidió abandonar la ciudad en medio de la noche con su familia, pero su esposa no los acompañó, tal y como los visitantes angelicales habían informado. Dios los destruyó levantando la ciudad y arrojándola al revés mientras hacía llover piedras sobre su pueblo debido a su maldad.
Aleyas 84 a 95: La historia de Shu’aib
Él fue enviado al Pueblo de Madián, que vivía en la tierra de Hiyaz, junto a Siria, y al oriente del Golfo de Aqaba. Según algunos historiadores, esa tierra es el lugar de la actual ciudad saudita de Tabuk.
El mensaje de Shu’aib:
·Adoren a Dios.
·Den la medida completa, no le den a la gente menos de aquello por lo que pagaron.
·No dispersen la corrupción en la Tierra.
·Pidan perdón al más Misericordioso, el Señor más Amoroso.
·Teman el castigo de un día que rodeará a todos.
Los incrédulos se burlaron de la oración del Profeta Shu’aib diciendo que les decía que debían abandonar a sus dioses ancestrales y cambiar la forma en que disponían de su dinero.
Shuaib les recordó que solo desea que se reformaran y que él solo confiaba en Dios, que era su fortaleza. Su petición compasiva de aprender de las ruinas de los pueblos de Noé, Hud, Sálih y Lot, no los convenció. Shu’aib y sus seguidores fueron rescatados y un estruendo destruye su pueblo como si jamás hubiera existido.
Aleyas 96 a 99: La historia de Moisés
Moisés dejó Egipto y, viajando por el Sinaí, se dirigió hacia Madián. En su camino conoció a su esposa, la hija de Shu’aib. En su viaje de regreso, Dios le habló a Moisés en el monte Tur (o monte Horeb, en el Sinaí), y después de eso, Moisés regresó a Egipto.
Dios envió a Moisés con pruebas claras ante el Faraón y sus ministros, pero estos últimos siguieron las órdenes desviadas de su gobernante. Malditos en ambos mundos; así como lo siguieron en las frías aguas que los ahogaron, lo seguirán al Fuego.
Aleyas 100 a 102: Injusticia
Ellos mismos se perjudicaron, Dios no los perjudicó. Los falsos dioses a los que invocaban además de Dios no les fueron de utilidad.
Aleyas 103 a 109: Escenas del Día de la Resurrección y consuelo divino al Profeta
Las anteriores narraciones de los profetas son "señales" relatadas al Profeta Muhammad para beneficio de aquellos que temen al castigo en la otra vida.
Dios reunirá a todos los pueblos en el Último Día, nadie podrá ocultarse y todos recibirán lo que merecen. En ese Día, un alma solo hablará con el permiso de Dios. Los desafortunados entrarán al Infierno en ese Día para toda la eternidad. Los afortunados entrarán para siempre al Paraíso.
Aleyas 110 y 111: Advertencia contra dudar de los libros de Dios
La gente trata del mismo modo a sus profetas. Algunos aceptan su llamado y otros lo rechazan. La gente negó a Moisés y a la Torá del mismo modo que los paganos de La Meca negaron al Profeta Muhammad. Todos los que rechazaron a los profetas enfrentarán el mismo destino.
Aleyas 112 a 115: Medios para alcanzar el éxito en este mundo y en el Más Allá
El Profeta Muhammad y los creyentes arrepentidos son instruidos por Dios para que se mantengan determinados, establezcan las oraciones regulares y ejerzan la paciencia, no crucen los límites y no se hagan copartícipes de los malhechores, o el Fuego los tocará.
Aleyas 116 a 119: La forma en que Dios destruye a las naciones injustas
Dios no destruye injustamente ninguna ciudad mientras sus residentes estén intentando reformarse. Si Dios hubiera querido, podría haber hecho que la gente siguiera una sola religión, pero Él no lo hizo así por razones conocidas solo por Él. De modo que la gente continuará teniendo diferencias, excepto aquellos con quienes el Señor tiene misericordia: aquellos que siguen las enseñanzas de los profetas. En cuanto a los demás, es decir, a quienes rechazan el mensaje de Dios, Él los castigará en el Infierno.
Aleya 120 Objetivos de las historias coránicas
1.Consolar al Profeta Muhammad.
2.Hacerle conocer la verdad al Profeta Muhammad.
3.Aconsejar y advertir a los creyentes.
Aleyas 121 a 123: Beneficios prácticos de las historias de los mensajeros
1.Dios tiene conocimiento absoluto y completo del espacio/tiempo, tanto del observable como del que está oculto en los cielos y en la Tierra, en el pasado y el presente.
2.Todo regresa a Dios en la próxima vida. La creación no puede interferir con ello.
3.Por ello, Dios debe ser adorado y debemos confiar en Él.
4.Dios conoce nuestros actos y nuestras palabras. Las buenas obras de los obedientes no se perderán, y el rechazo de los obstinados no será olvidado.
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